Santuario del Cobre: adoración, historia, dolor…

Laritza Sánchez

Santuario del Cobre: adoración, historia, dolor…

La significación de El Cobre va mucho más allá de un santuario. Su trascendencia se manifiesta en todas las personas que alguna vez lo han visitado o añoran el algún momento hacerlo. Para muchas madres que tienen a su hijo enfermo puede significar esperanza. Puede simbolizar consuelo y gratitud para aquellos que ascienden su elevada escalinata descalzos o de rodillas, portando un ramo de flores de color amarillo, un par de muletas, una medalla o un título universitario puede.

Para los que se paran cada día con una cámara de fotos ofertando fotografías al momento, es su trabajo para los que se dedican a la venta de velas, imágenes religiosas, tallas en madera, rosarios o girasoles representa el campo donde salen cada día a “luchar” el sustento.

Para los taxistas que ofrecen servicios cerca de la zona son 300 pesos cubano por viaje. Algunos adolescentes que viven por las cercanías de la iglesia pueden verla como un lugar sumamente aburrido, sin embargo, para los mismos abuelos de esos jóvenes puede figurar como el lugar ideal para marcharse de este mundo y descansar en paz y tranquilidad.
De todos sitios del mundo llegan personas a diario a los pies de la Virgen de la Caridad del Cobre. Mucho de los devotos lo hacen vestidos con prendas de color amarillo, blanco o azul, tonalidades que asocian con “Cachita”.

Se comenta que este es uno de los sitios más visitados de la isla. Muchos, antes de subirse a un avión o después de bajarse de él acuden a la Patrona de Cuba, directo desde el aeropuerto, y en silencio ruegan o dan las gracias por su bendición. Sea una persona creyente o no, se dice, que a ella ha de hablársele, al igual que a una madre, desde el corazón.

En ese templo todas las lágrimas valen lo mismo. Las del humilde que suplica, las del delincuente que implora perdón, las de una madre presa del desespero y angustia, las del artista o el futbolista que necesita de un gol, las de campeones olímpicos y mundiales, las del militar o el gobernante, las de Ernest Hemingway quien también sucumbió a los encantos de “Cachita” y le donó su medalla del Premio Nobel de Literatura.

Algunos funcionarios encargados de la conservación de la ciudad de Santiago de Cuba, El Cobre constituye un paisaje natural asociativo, con una magnífica riqueza, que lo convierte en algo singular dentro de la nación, en tanto está estrechamente relacionado a tres pilares fundamentales de los cubanos y los santiagueros, dígase la esclavitud, la minería y la religión.

No en vano este territorio, junto con el Centro Histórico de la Ciudad de Santiago de Cuba y los restos vinculados a la batalla naval de la guerra hispano-cubano-norteamericana, en la actualidad están optando por la merecida categoría de Patrimonio de la Humanidad. De concretarse esto, la provincia del suroriente cubano en un territorio sumamente privilegiado, al ser de los pocos en poseer ese número de componentes de la lista indicativa del patrimonio material e inmaterial internacional.

Este santuario, localizado a 20 kilómetros aproximadamente de la ciudad de Santiago de Cuba, es uno de los pocos lugares en el continente visitados por tres Papas de la Iglesia Católica. Allí se halla la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de todos los cubanos, la advocación de la Virgen María, un emblema de cubanía, querida y adorada por millones.
Es especial, e inigualable en muy casos, la manera en que la Virgen de la Caridad del Cobre une a todos los cubanos. Incluso aquellos que no son practicantes de ninguna religión la reconocen como un símbolo del país.

Su conexión con los nacidos en esta isla va más allá de simples hojas de un texto o una oratoria. Es un vínculo que muchos investigadores sitúan en lo místico, lo cultural, lo históricos; mientras que algunos otros insisten en que se trata de algo de naturaleza inexplicable.

La historia le confiere momentos importantes, entre los que se encuentra la gestión realizada por los veteranos de las guerras de independencia, quienes en la etapa republicana solicitaron y lograron, en 1916, que el Sumo Pontífice Benedicto XV declarara Patrona de Cuba a la Virgen de la Caridad del Cobre.

En el año 1998 su Santidad Juan Pablo II bendijo y coronó la sagrada imagen. Benedicto XVI le ofrendó La Rosa de Oro, distinción recibida por algunas advocaciones de la Virgen María. El Papa Francisco, que arribó al país como Misionero de la Misericordia, le ofrendó un búcaro de plata con flores del mismo metal.

Ciertamente una de los elementos que rodean la fama de El Cobre es la religiosidad de este lugar, inspirado, entre otras cosas, por la presencia de la imagen de la Virgen. No obstante, sus vínculos con la minería y la esclavitud no carecen de relevancia en el entorno. Aunque, menos notorios y reconocidos, son igualmente importantes.

La figura del “cimarrón” destaca en un elevado cabo, entre tanto verdor y azul del cielo, algo oscuro y espigado llama la atención. A este se llega después de recorrer unos 333 escalones hasta llegar a una figura alargada cuya vista se hace casi posible desde cualquier punto de El Cobre.

Esto fue realizado con toda intencionalidad, por parte de Alberto Lezcay, uno de los más importantes escultores cubanos, al enclavar ahí en el año 1997 una obra que perpetuaría el espíritu rebelde del esclavo en la isla. Este sitio constituye la actualidad un referente obligatorio cuando se habla de arte, cultura, historia, religiosidad popular e incluso miradores naturales y paisajes.

Igualmente, el Monumento al Cimarrón cumple otra función social, pues forma parte del proyecto Ruta del Esclavo, que, bajo el auspicio de Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura exhorta a no repetir los terribles crímenes cometidos en tiempos pasados. Por tanto, constituye símbolo de libertad a la par que tributo a la memoria histórica.

Con respecto a este monumento no existe una interpretación única. Con casi diez metros de altura, se trata de una escultura majestuosa, que entrelaza la figura de un hombre con la de un caballo.

Observarla a lo lejos, o desde cerca, y girando hacia un lado o hacia el otro hasta completar un circulo, revela el monumento en diversas formas, cada una diferente a la anterior. E incluso si se combina con el cielo, el panorama, el sol es prácticamente imposible verla del mismo modo. Sin embargo, sí hay un concepto que se mantiene, y es la sensación que transmite todo el tiempo de querer tocar el cielo, la libertad.

Un impresionante paisaje completa la hermosa vista del lugar. Se trata de la famosa laguna azul de Santiago de Cuba, en ocasionas más verde o turquesa, depende de la hora y la posición del sol, pero de cualquier manera esta imagen que acompaña el monumento se hace impresionante a los ojos del espectador.

En el tramo donde el camino se divide en tres, y una vía lleva al Santuario de la “Cachita”, y otro al célebre Monumento al Cimarrón, se allá otra obra escultórica, levantada en homenaje al minero.

Muchos fueron los hombres, distintos lugares del mundo como China, Inglaterra o España, entre otros, que dejaron su sangre y sudor en las tierras de la mina de cobre. Esto se encuentra confirmado por una ardua investigación que antecedió el proyecto y el final establecimiento del Monumento al Minero, una obra de Carlos Antonio Parra y que evoca el recuerdo de las labores en la mina cuprífera más longeva de Latinoamérica.

Con 1.90 metros de altura, sin contar el pedestal, la pieza recuerda la influencia que tuvo la minería en El Cobre, desde los orígenes del territorio en 1599 luego del descubrimiento de la reserva mineral.

Equipado de un casco, transmite el recuerdo de lo complicado de los trabajos de la extracción del cobre, labor para la cual se utilizó mano de obra esclava, que devino en una gran sublevación y que pone a la localidad en la lista de asentamientos que fueron testigos en algún momento de la historia de la heroicidad y la valentía de un grupo de sujetos.

Es tarea titánica, definir el significado que tiene El Cobre para los cubanos, y especialmente para los santiagueros. Es una zona marcada por la sangre derramada por esclavos, por la fuerza y notable influencia de la religión, por la presencia de la Virgen de la Caridad del Cobre, que trasciende a la vida de todos de una manera u otra, además de esos rasgos culturales característicos de las pequeñas localidades en que predominan una actividad comercial, en este caso la minería, donde casi todos los habitantes descienden de personas que en algún momento de la historia se vincularon a ese gremio.

Otro elemento notorio del lugar es la marcada competitividad existente entre los vendedores que se arrojan hacia los clientes, como resultado de una actividad comercial que cuenta con apenas regulación y una mala organización. Y es que, si los dejaran, estos individuos venderían hasta un cabello de la Virgen, pues se encuentran en un espacio donde la devoción a la Patrona de Cuba está diseminada por todas partes y va más allá de límites locales, provinciales y hasta nacionales; es una pequeña zona muy concurrida por visitantes de todas latitudes, que arriban al lugar motivados por la adoración a “Cachita”.

A esto se le suma el ambiente de recuerdos de una época oscura de la historia (la esclavitud) y de un pasado minero, conjugado además con unas maravillosas vistas desde uno de los mejores miradores del país, desde el que se divisa la bella laguna azul. Algo único en Cuba.