En el moderno Moscú ya resulta difícil encontrarse un Lada, al menos no un Lada tradicional. Sin embargo, a casi diez mil kilómetros de distancia, en La Habana estos continúan campeando por sus respetos a casi 30 años del fin de la Guerra Fría.
Y es que Cuba, y en especial su ciudad capital, son una especie de máquina del tiempo en lo que en materia automovilística se refiere. Allí ruedan por igual antiquísimos carros fabricados en Estados Unidos antes de 1959 y automóviles soviéticos. Dentro de estos últimos no hay ninguno que el cubano prefiera más que el Lada.
No es que los habitantes de la Isla tuvieran la posibilidad de escogerlo. En verdad fueron decisiones y circunstancias históricas objetivas que estuvieron por encima de ellos y terminaron por imponerles el gusto. Sin embargo, nada de esto, ni la burocracia misma han sido obstáculo para que muchísimos dueños de ladas se sientan orgullosos de su automóvil y lo mantengan como el primer día, aunque excedan en su mayoría los 40 años de existencia.
“Es un carro fuerte y resistente” – expresa Yosvany, quien maneja uno reconvertido en taxi – “además como hay tantos se consiguen más piezas. No tenemos muchas opciones, pero en la circunstancias actuales yo no lo cambiaría por nada”.
La apoteosis del amor de los cubanos por sus Ladas se expresa en la existencia del Club de Autos Rusos de Cuba, que agrupa a fanáticos y propietarios de Ladas, Moskovich y demás automóviles de fabricación soviética y rusa. Ellos que cuidan sus carros como si fueran sus hijos y se sienten orgullosos de ellos, organizan competencias y exhibiciones periódicamente.
Esto no puede resultar raro en un país donde hasta hace muy pocos años comprar un automóvil era ilegal (salvo los vetustos carros americanos de antes de 1959). Sólo los trabajadores más destacados y los funcionarios del Estado podían acceder a ellos. De ahí la abundancia de Ladas que existen en Cuba que – aunque no existen cifras oficiales – se calcula en cientos de miles.
Tras la legalización de la venta de automóviles a las personas naturales los precios con los que aparecieron los autos modernos en las agencias fueron de espanto: Desde 25 000 CUC por un carro con varios años de uso, hasta 262 000 por un Peugeot 508 del 2013.
Con esos precios prohibitivos para casi el 100 % de los cubanos los almendrones y los ladas continuarán por muchos años más siendo los reyes de la Isla y cotizándose en La Habana – aunque en Moscú puede parecer un disparate – entre los 14 000 mil y los 20 000 dólares.