Una de las mayores obras de la ingeniería civil cubana es sin lugar a dudas la Carretera Central. Con sus más de 80 años de historia, ha brindado durante todo ese tiempo un incalculable servicio tanto a las comunicaciones, el desarrollo y la economía del país.
Durante su etapa como presidente de la República de Cuba, Gerardo Machado había prometido al pueblo cubano “Agua, Caminos y Escuelas”. Pese a que durante su mandato los asesinatos, robos y revueltas estaban a la orden del día, en cuanto a obras públicas si llegó a cumplir su palabra.
La mayor obra acometida por su gobierno fue la Carretera Central, la cual se extiende por toda la Isla y se divide en dos ramas, considerando el Diamante del Capitolio como el punto cero.
Entre las primeras leyes aprobadas durante el mandato de Machado estuvo la llamada Ley de Obras públicas, en 1925. A partir de ese entonces, se hizo posible firmar contratos para la ejecución de la Carretera Central.
Los trabajos fueron encargados a la Compañía Cubana de Contratistas (que casualmente pertenecía a Machado) y a la estadounidense Warren Brothers Company. El ingeniero principal de esta obra civil, fue el cubano Manuel A. Coroalles.
Las labores constructivas se realizaron entre los años 1927 y 1931, llegando a cubrir 1139 kilómetros de extensión. Más adelante, se añadieron otros recorridos en sus dos ramas que se divide a partir del kilómetro cero.
En la rama hacia occidente la obra llegó hasta Pinar del Río, específicamente hasta La Fe. Por su parte, en la rama oriental se llegó hasta Santiago de Cuba, pero posteriormente se amplió a Guantánamo y Baracoa.
Su objetivo era llegar a todas las capitales provinciales, para lo que se aprovechó el trazado de los Caminos Reales y calzadas ya existentes a lo largo de la Isla y así poder avanzar con mucha más rapidez.
Se estima que el alcance constructivo de la Carretera Central fue de unos 25,3 kilómetros al mes. Posee una vía de dos sendas y la sección transversal tiene un ancho de 6 metros en zonas rurales y 8 metros dentro de los pueblos y ciudades.
A lo largo de su trayectoria se encuentra 536 puentes de diferentes tipos, algunos de ellos memorables. Otra de las curiosidades que acompaño la realización de esta colosal obra fue el arbolado en ambos lados de la carretera, llegando a sembrarse más de 30 mil árboles.
El costo de la Carretera Central corrió a cargo de los créditos de la Banca de Estados Unidos. Los registros de la época aseguran que el total pagado a los contratistas fue de 107.012 pesos. No obstante, a causa de la corrupción por parte del gobierno, la cifra final se elevó a 111 millones de pesos.
La Carretera Central ostenta algunos récords poco conocidos. Tal es el caso de ser la primera vía pavimentada en unir las principales ciudades cubanas y mantiene hasta la actualidad la condición de ser la única carretera que lo hace. Además, redujo considerablemente el tiempo de viaje entre la capital y el oriente del país y desplazó al ferrocarril a un segundo o tercer nivel de preferencia entre los Cuba.
La Carretera Central es considerada la mayor obra del siglo XX en Cuba. Durante la etapa de revolución, se inició otro proyecto cuyo fin sería superarla, la Autopista Nacional, pero hasta el momento, no ha sido terminada y su trayecto queda truncada a la altura de Taguasco, hasta donde llegó en el año 1990.