Una de las construcciones laceradas por la irreverente acción del tiempo, es el “Gran Hotel”, conocido en sus años de esplendor por ser el más limpio y barato de la ciudad, como lo anuncian los diarios y revistas de la época.
En 1863 se inicia la demolición de la Muralla de La Habana, proceso que propicia la urbanización de las zonas donde ella se encontraba. Esta naciente parte de la ciudad quedó reservada a las familias aristocráticas que podían pagar tan costosos espacios.
La finca donde se construyó fue adquirida el 28 de abril 1876 por don Manuel Almagro y su madre doña María de las Nieves de la Vega, viuda de Almagro, dueña de una de las más ricas fortunas matanceras. La señora doña María de las Nieves fallece en Niza el 5 de enero de 1880 y en su testamento, redactado en París el 20 de noviembre de 1878, le cede a sus hijos la mencionada finca, los que en 1889 construyen el edificio.
En sus inicios se le llamó “Casa de Huéspedes Roma” hasta 1925 cuando se transforma y cambia el nombre por el de “Gran Hotel”. El edificio que ocupó contaba, en la década de 1920, con tres pisos y era parcialmente arrendado a una sociedad mercantil bajo la razón de su gerente, Cándido Solís.
Este edificio está formado por dos bloques constructivos diferentes que ocupan parte de la manzana limitada por las calles Teniente Rey, Zulueta, Dragones y Monserrate. El primero desarrolla su fachada principal por la calle Teniente Rey, tomando las dos esquinas de Monserrate y Zulueta y el segundo crecía parejo a la calle Teniente Rey y con fachada solamente con las calles Monserrate y Zulueta. Su ubicación puede considerarse privilegiada por su fácil acceso al Capitolio, La Plaza del Cristo y su inclusión en el Centro Histórico.
El “Gran Hotel” fue conocido por el de las cien habitaciones que hospedaba un día gratis a los pasajeros que venían en los expresos del “Diario de la Marina”… “Viaja rápido y seguro Habana-Santa Clara por los expresos del Diario de la Marina. Salida del Diario de la Marina por Prado, 2 de la madrugada y 8 de la mañana. Salida de Santa Clara, café El Artesano 8 y 9 de la mañana y 6 de la tarde. Queriendo los dueños de la casa que los pasajeros del interior que vengan en dichos expresos puedan conocer el Gran Hotel, han convenido dar un día gratis siempre que sean más de dos días, sin alterar los precios que se indican”. De este modo se anunciaban sus servicios el día 18 de junio de 1931 en el citado periódico.
Su cercanía al famoso Teatro Martí fue la causa de que el Hotel Roma y luego el Gran Hotel tuviera una singular y notable vida social.
Son los años en que se ponen de moda las zarzuelas y revistas españolas. Alrededor del año 1915 visita La Habana la Compañía Santa Cruz y Velasco representada por el Gordo Ordas y sus integrantes y se hospedaron en el hotel Roma, entre ellos Rosita Llaverías, esposa de Blanco Herrera, dueño de la cervecería La Tropical, entre otros.
Otros artistas españoles figuraron entre los huéspedes ilustres de esta edificación: los famosos actores Enrique Borras y Ernesto ViLches. La actriz y cantante española Pepita Embil y su esposo Domingo Plácido, acompañados de su hijo de seis años Plácido Domingo, también fueron alojados en el entonces Gran Hotel.
Excéntricos artistas del Bataclán, entre ellos la famosa Rachel (la francesa, no la de la “Bella del Alhambra), también visitaron el hotel. Con todo esto su Roff Garden le hizo competencia al del Hotel Plaza, e inauguró los bailes con la popular orquesta de Enrique Peña.
El famoso actor Paco Lara, segundo esposo de Rita Montaner, vivió allí por varios años y Amado Trinidad Velasco, presidente de la emisora RHC Cadena Azul, albergó en él al cantante puertorriqueño Daniel Santos cuando este aún no era conocido por el público cubano.
En la década de 1930, María Cervantes tocaba el piano y cantaba a dúo en su lobby con el tenor cubano Sansirena. Fue la etapa de esplendor y fama del Hotel. Hoy está en proyecto de restauración.
Este lugar donde hace más de una década la vegetación se instaló en los andamios que servían de soporte a lo que quedaba del antiguo Gran Hotel fue restaurado para convertirse en uno de los nuevos hoteles de alto lujo que alberga en los últimos años La Habana.
El nuevo hotel está inspirado en el estilo Art Decó de la década de los años 1930 y cuenta con 162 habitaciones equipadas además con TV de pantalla plana, un panel de control individual y conexión wifi.