El Hotel Nacional de Cuba es uno de los símbolos más importantes del país, el que alberga no solo historia, sino también algunas de las instalaciones más asombrosas y atractivas de la isla.
El hotel está inscrito en el Registro Memoria del Mundo, el Cabaret Parisién aún está considerado como uno de los mejores del mundo, sus habanos (los mejores tabacos del globo) continúan teniendo gran demanda, y las piezas de artillería que coronan el límite de su precioso jardín, integrantes de la antigua Batería de Santa Clara, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982 (junto al sistema de fortificaciones de La Habana).
Se localiza en la intersección entre las calles 21 y O, en el céntrico barrio habanero de El Vedado, inaugurado en diciembre de 1930. Cuenta con 457 habitaciones, siendo grand suites 15 de ellas y suites, 25. Tiene una suite presidencial y una suite real, con el máximo confort de la época.
Su ubicación es privilegiada, a un paso del Malecón de La Habana y limitando con la concurrida calle 23, una de las principales venas de la ciudad. Desde allí se puede divisar todo el litoral norte de la provincia, incluyendo el emblemático faro de la Fortaleza de los Tres Reyes del Morro.
La lista de celebridades que hallaron en este lugar su refugio, es increíblemente larga: los duques de Windsor, Frank Sinatra, Ava Gardner, María Félix, Agustín Lara, Jorge Negrete, Marlon Brandon, Robert Redford, Michael Keaton, Danny Glober, Robert de Niro, Rómulo Gallegos, Ernest Hemingway, Steven Spielberg, Oliver Stone, Francis Ford Coppola, Roman Polanski, Alexander Flemming, Winston Churchill, etc.
Los célebres mafiosos italo-norteamericanos Lucky Luciano y Meyer Lansky dirigieron el casino de la Sala Vedado.
El Comedor de Aguiar es una de sus joyas más preciadas, un restaurante altamente ostentoso, aún conservado como si se estuviera viviendo a mediados del siglo XX, cual filme de la época dorada de Hollywood.
Galardonado con el premio World Travel Award en 2017, el Comedor de Aguiar enarbola los altos estándares de calidad en los servicios y el valor patrimonial del Hotel Nacional.
No es precisamente asequible, pero la gloria la merecen los platillos de comida criolla e internacional que han degustado en él celebridades hospedadas en el hotel.
Fue bautizado en forma de homenaje al regidor colonial Don Luis de Aguiar, quien luchó contra los invasores británicos en el asalto a La Habana de 1762.
Del techo, alto y decorado con tendencias renacentistas, cuelgan imponentes lámparas isabelinas. Este es uno de los mejores lugares para comer en La Habana, por su estilo refinado y también su historia.
El Comedor de Aguiar se hizo famoso por las personalidades que antes mencionadas, y que preferían sus recetas. Hoy, una de las más solicitadas es el plato especial «Algarabía del Mar», una deliciosa combinación de camarones, langosta y pescados.
La comida es servida según varios menús dirigidos, que le ofrecerán un personal atento y conocedor de la bien surtida cava de vinos. Tampoco faltan los rones cubanos y las cervezas, pero el vino suele dar un toque óptimo a los fascinantes sabores ideados por los chefs.
Nada desmerece el lujo del lugar: ni las humeantes y sustanciosas sopas, ni las ensaladas frescas o los platillos entrantes de langostas y camarones en salsas de almendras. Hay otro entrante delicioso, las «Lonjas de Pavo» a la salsa confitada muy recomendado por diversos comensales.
Recomiendo de postre probar el excelente dulce a las tres leches, o el fabuloso mousse de chocolate. Tampoco son eludibles las tulipas llenas de helados y frutas.
Luego de recorrerlo, o caminar la ciudad, ir hasta el gran Comedor de Aguiar es un regalo que merece. Allí espera una cena de reyes, tanto por la calidad de lo servido como por el lujoso ambiente, ese que hizo al gran escritor cubano Alejo Carpentier exclamar que estaba ante «un castillo encantado».