Hoy nos acercamos una de las más importantes exponentes del mundo artístico radial, televisivo y de la escena cubana. Raquel Revuelta, no obstante su ausencia, sigue siendo la memorable Doña Bárbara de todos los cubanos.
Lucía, Lady Macbeth, Ariadna del Lago, la Dama de las Camelias, Santa Juana de América, la Laurencia de Fuenteovejuna o la Blanche Dubois de Un tranvía llamado deseo…
Pero tal vez lo que cala más en la memoria del pueblo son las dos versiones de la memorable novela Doña Bárbara, que dirige Roberto Garriga para el canal 6 de la Televisión Cubana y que hacen agotar la obra literaria del venezolano Rómulo Gallegos en las librerías del país durante los años 1961 y 1977.
Sobre esta novela Raquel afirmó: “Me gustó mucho más la segunda versión, donde trabajaron: Cristina Obín, como Marisela, por cierto en la primera versión lo hizo también excelente Odalys Fuentes. José Antonio Rodríguez como Melquíades, José Antonio Rivero como Lorenzo Barquero, Alejandro Lugo como mister Danger, José Antonio Espinosa como Balbino Paiba y Dabel García como Juan Primito, entre los principales que fueron sensacionales, porque también trabajaron otros actores y actrices de mucha calidad que ahora no recuerdo”.
Cuando aquello -recuerda Raquel- todavía se usaba el narrador en televisión y se utilizó a Enrique López. Como dato interesante esta vez contamos con tres cámaras y se grabó en video. La primera vez sólo se dispuso de dos cámaras e íbamos directo al aire.
¿Quién eres? Diría que eres para siempre la actriz total, dueña absoluta de la expresión en la radio, el cine, el teatro y la televisión… Para los que tuvimos el privilegio de conocerte, eres sencillamente, la inolvidable Raquel.
Da los primeros pasos en el arte guiada por sus padres en una pequeña emisora de Radio donde de niña dice poesías… Pero su talento y vocación la llevan a triunfar en La Corte Suprema del Arte, que le abre las puertas de las principales emisoras de Radio: .CMQ, Mil Diez, Cadena Azul, Unión Radio, Radio Progreso…
“Hice de todo. Desde abrir la emisora por la mañana y dar noticias hasta el trabajo como actriz en la novela que escribía Félix Pita Rodríguez, que era un espacio estelar en Mil Diez. De esa época recuerdo que trabajé también en Blanca Nieves y los siete enanitos. Y por la noche tenían un programa con público y allí recitaba diariamente”.
Cuando en 1948, clausuran Mil Diez, incursiona por varias emisoras, la Cadena Azul, Unión Radio y CMQ, y entonces ya si se dedica por completo a las novelas.
“Por los años cincuenta, te diré que Radio Progreso me contrata para protagonizar la novela FAB. Y muy al principio de los años sesenta, Violeta Casal que era la directora de Radio Rebelde, me llama junto a Manolo Coego para llevar al aire Doña Bárbara… Después en Radio Rebelde me quedé bastante tiempo protagonizando una novela que se transmitía a las 12:00 del día y la escribía Marcos Behmaras”.
Sobre las contrafiguras y directores con los que más trabaja en la radio, dice Raquel:
“Te confieso que tengo una memoria muy mala. Vamos a hacer un esfuerzo. A los que más recuerdo: Sol Pinelli, Oscar Luis López, a Roberto Garriga y a Antonio Vázquez Gallo con los que trabajé en Unión Radio. La contrafigura con la que más trabajé fue Manolo Coego, aunque también en el reparto de las novelas actuaban otros valiosos actores y actrices de mucha valía”.
Sube a la escena del brazo de los directores más consagrados del Patronato del Teatro.
En 1956 ya se distingue por la interpretación de La doncella de Orleáns, de la obra Juana de Lorena bajo la dirección de Vicente Revuelta, su hermano, el director más destacado de ese año.
Su rostro se asoma a la pantalla chica el primer día de su inauguración en Mazón y San Miguel, el 24 de octubre de 1950. Un romance cada jueves y La novela de las 10, la tienen en el rol protagónico, durante aquellos años.
¿Cuando comienza en la Televisión Raquel se aleja de la Radio?
“No, nunca. Ya dije las cosas fundamentales que hice en plena década de los años cincuenta. Para que tengas una idea y a título de ejemplo, porque guardé una nota de prensa. En 1956 yo protagonizo a la vez la novela Entre cuerpo y alma y el Gran teatro de los sábados de CMQ-TV y La novela FAB de Radio Progreso. Y tampoco aquí dejé de hacer teatro”.
En 1964 resurge el teatro en televisión. Y en el Teatro ICR está Raquel para darle vida a Ariadna del Lago en El dulce pájaro de la juventud, que protagoniza al lado de Enrique Almirante y Enrique Santisteban, dirigidos por Roberto Garriga.
Es precisamente Garriga, el gran director con el que más trabaja. Recordemos entre tantas a Macbeth, La visita de la vieja dama, Un tranvía llamado deseo, Réquiem para una reclusa, La Dama de las Camelias, Lo que no fue, Mesas separadas, Santa Juana de América…
Sobre Santa Juana de América dijo a la Revista Bohemia en la sección de Viernes a Viernes del 23 de octubre de 1964
“Juana pierde a sus hijos, uno a uno, y filosofa sobre la sangre que tuvo que dar para traerlos al mundo y la que ahora vierten sus manos para traerlos a la tijera”…
….La hermosa obra sudamericana, tuvo, felizmente, a Raquel Revuelta frente a las cámaras y a Roberto Garriga tras ellas. Era imposible reconocer a la actriz de cine de El dulce pájaro de la juventud y a la Sra. Zacchnassian de La visita de la vieja dama, porque la Revuelta nunca incorpora un papel a su personalidad, sino que ella se incorpora al mismo. Tajante, vigorosa, con una plástica emocionante en las escenas de ensoñación, ella, Juana de América, mandó a las sombras a todo lo que le rodeaba… la escenografía de Basora tan de gusto como siempre, y el trabajo de Garriga colocándolo otra vez en el lugar cimero de este tipo de espectáculos. Pero todo esto se rememora como en una neblina: solamente, dominante, está la Revuelta viva como el fuego, actriz total, monstruo de la expresión, todopoderosa…
Trece películas: desde Siete muertes a plazo fijo, en la década del cincuenta bastan para ubicarla en un destacadísimo lugar de la gran pantalla. Rememorando su participación en el cine de la Revolución, Raquel nos dice:
“Lucía es mi oportunidad de dar todo lo que tengo y puedo dar. Es un papel fabuloso el de esta mujer con esa ingenuidad, ese amor por ese hombre que le impide ver más allá. Mira, la escena del sombrerito, cuando ella llega y se quita el sombrero y empieza a reírse me encantó. Pero para mí lo mejor que he hecho en cine sin lugar a dudas es el personaje de la madre de los protagonistas de Hombre de éxito. Esa escena del cementerio tiene una carga muy grande, lo único que me molesta es el grito final, yo se lo hubiera quitado, pero todo el dramatismo que despliega allí y después doblando el pañuelito lentamente como ordenando cosas antes de matarse. Es una de mis películas favoritas. Te confieso que la escena del cementerio tiene para mí un valor especial. Cuando se muere mi hijo de verdad, yo me doy cuenta de lo que yo había hecho, porque sentí lo que percibí entonces. Me pregunto dónde está mi realidad como persona y dónde está como actriz. Yo quiero mucho esa película y soy tan “anormal” que he dicho -la verdad que esta escena estuvo bien hecha-.
La rememoramos viva como el fuego, dueña de la expresión, todopoderosa… para decirnos “que si volviera a nacer no sería la médico de sus sueños frustrados de adolescente. Porque rotundamente: Volvería a ser ACTRIZ”.