En el último año se ha dado un desmedido incremento del valor de los autos soviéticos de los 80, los mismos que costaban menos de 6 mil CUC hace menos de una década, dado que salen mucho más rentables que los conocidos “almendrones”.
La demanda de los famosos autos estadounidenses de las décadas del 40 y del 50, que en un momento costaron más de 15 mil CUC, cayó luego de que el Gobierno cubano emprendiera una ofensiva contra los “boteros” (taxistas privados) por su notable enriquecimiento en los últimos 10 años, por su sonada “huelga silenciosa” (llevada a cabo hace un par de años cuando la administración quiso sacar tajada de su provecho) y por el robo de combustible en el que muchos de los trabajadores del sector participaban.
No es provechoso ni económico comprar un almendrón en estos momentos porque la crisis económica y sanitaria ha golpeado duramente al sector privado cubano, por lo que gastar más de 10 o 12 mil USD (o su equivalente en CUP) en un ejemplar de Plymouth o Chevrolet en las mejores condiciones sería un gasto al que ahora mismo ningún cubano se podría reponer.
Ahora la demanda es de Fiat polacos (comúnmente conocidos como “polaquitos” o “polquis”), de Ladas y de Moskvitch porque, aún siendo reliquias, esos carros resultan mucho más fáciles de reparar con cualquier pieza importada de forma independiente de Rusia o Panamá (gracias a las “mulas”) e innovar con cualquier idea descabellada que se le ocurra al mecánico.
El experimento, calificado por el mismo Ministerio del Transporte como “fallido” y que todavía no prevé una solución, pudo haber sido solo una estrategia de reestructuración del mercado informal de piezas y combustible.
Mientras, la venta “clandestina” de recambios rusos vuelve a salir a la luz sin que a los dueños de estos se les señale como nexo innegable en la extensa cadena de robo de combustible.
Entonces, y según datos del portal de compra-venta Revolico, a la vez que un auto Moskvitch de 1988 con mecánica de Toyota se vende en 25 mil dólares, los almendrones son un mercado muerto.
Por su parte, el precio de un Fiat polaco asciende a 12 mil dólares, y cualquier dueño de un Lada 2107 pide la sobredimensionada cantidad de 32 mil dólares.
Cuba vuelve a experimentar un boom de los carros soviéticos, coincidiendo con una renovada etapa de relaciones con Rusia y una vuelta al discurso ideológico cerrado y paranoico con el que se rechazaba todo lo que no entraba en los marcos del Gobierno por ser una amenaza a la llegada de la Revolución al poder.