El conocido complejo Hola Ola, justo frente al Malecón de La Habana, se halla deteriorado estructuralmente, abandonado y fuera de servicio en la actualidad. Esto resulta inaudito si se toma en cuenta que fue restaurado y convertido en un Centro Recreativo Tecnológico en 2016.
Las imágenes que se pueden encontrar en Internet sobre el local muestran el mal estado constructivo que presentan sus instalaciones, las que ya no cuentan con puertas, ventanas y ningún tipo de conexión eléctrica (cables, lámparas y enchufes), además de exhibir falta de pintura y humedades en sus paredes.
El Hola Ola fue transformado y habilitado para funcionar como un parque tecnológico en diciembre de 2016, cuando el Estado invirtió muchos recursos y suministró una significativa cantidad de instalaciones tecnológicas para su revitalización.
El lugar solía ofrecer servicios de 30 computadoras conectadas en red y 3 simuladores individuales para videojuegos (de aviones, pistolas y carreras de autos, principalmente) en sus 2 amplios salones.
Los clientes podían tener acceso a internet en todo el establecimiento mediante señal WIFI. Además se incluyeron dos cafeterías con comidas ligera y un mirador-bar integrado al proyecto Coppelita.
Con el tiempo también el lugar ofertaba espacios para celebrar cumpleaños y otras actividades sociales. En temporada de carnavales servía de cuartel para la policía.
El local estuvo poco tiempo en la preferencia del público, algo que pasa con muchas de las inversiones estatales de servicio a la población. Actualmente, se mantiene abandonado, con un custodio como única protección, el que mantiene en un almacén las mesas y los equipos eléctricos.
Este centro se ha convertido en un lugar lúgubre, destruido y solitario custodiado por una persona donde al parecer los equipos de recreo, sillas y mesas han sido guardados en lo que una vez fue un salón de computación y el único con un poco de seguridad en el lugar.
Cuba atraviesa una aguda crisis en el plano económico a raíz de la pandemia del coronavirus y la ineficiencia del modelo económico imperante, por lo que el Gobierno no puede pensar en dirigir recursos a estas obras si apenas puede satisfacer las demandas de comida en los mercados.
El deterioro del Hola Ola no es un problema si se compara con el mal estado en que funcionan centros médicos y el desabastecimiento generalizado, asuntos priorizados para el país en estos momentos, pero sí es una representación fiel de la mala gestión del Estado hacia sus negocios.