¿Cómo es la vida de los campesinos en las zonas rurales de Cuba hoy? A pesar de disponer de grandes extensiones de tierra sin cultivar el país consume una buena parte de sus ingresos en divisas en importar alimentos y las exportaciones del agro cubano se limitan a unos pocos productos que no pueden nivelar esa balanza.
Desde hace ya muchos años la Isla depende de la exportación de servicios profesionales, el turismo y la minería para sostenerse económicamente lo que indica que el país ha dejado de ser un país agrícola, aunque, desgraciadamente, no ha logrado diversificarse lo suficiente para dejar de serlo.
El último censo realizado arrojó que sólo el 24 % de la población (unos dos millones) se ubica en zonas rurales y la tendencia es a la disminución.
Cada vez son más los jóvenes que se desplazan a las núcleos urbanos en busca de opciones de trabajo menos agotadoras y mejor remuneradas, lo que, además, provoca un envejecimiento del sector campesino.
De continuar esa tendencia todas las estrategias que intente desarrollar el Estado cubano para revitalizar el agro cubano estarán destinadas al fracaso, por la sencilla razón de que no dispondrá de la fuerza de trabajo necesaria para llevarlas a cabo.
Cierto que en las comunidades rurales existe cobertura médica, todos los niños asisten a la escuela y más del 90 % de ellas se encuentran electrificadas; pero eso no es suficiente para atar el hombre a la tierra.
En comparación con las ciudades los salarios son muy bajos, las opciones laborales muy reducidas y más allá de algunos campesinos enriquecidos, la mayoría de los habitantes del campo tiene que sobrevivir en viviendas precarias, sin agua corriente y transporte para desplazarse a las ciudades a vender sus productos o, simplemente, realizar cualquier gestión personal.
La gran propiedad estatal, resultado de la aplicación de la Segunda Ley de Reforma Agraria (dictada cuando ya todos los campesinos tenían tierras y cuyo único fin fue destruir la mediana propiedad) no pudo conseguir nunca un rendimiento decente del agro cubano que, poco a poco se fue descapitalizando hasta llegar al penoso estado actual.
Así dejó de ser Cuba un país agrícola, sin haber conseguido nunca la prometida industrialización que lo compensara a pesar de todas las promesas, lo que ha generado un horrendo desbalance en su economía.
El turismo genera divisas – pero aún la Isla dista mucho de poseer una economía que pueda sobrevivir a base de servicios – y de nada sirve ganar con una mano sin con la otra todo el dinero que se gana se debe gastar en comprar alimentos porque el país es incapaz de producirlos aún contando con los suelos más feraces del mundo.