Leyendas populares cuentan que en la localidad de Bainoa, que pertenece actualmente al Municipio Jaruco, andaba suelto por las calles un burro. No tenía al parecer dueño, pero la gente lo consideraba un habitante más de la población. En una casa le daban maíz, en otra agua. El inofensivo animalito deambulaba por las calles a sus anchas y no faltaba quien tratara de divertirse a costa de la precaria inteligencia del equino, haciéndole toda clase de maldades y abuses.
Algunas personas afirman que El Burro de Bainoa caminaba detrás del dueño como si fuera una mascota.
Otras versiones de la tradición oral afirman que el Burro de Bainoa fue el sobrenombre de un estibador que en el andén de la estación ferroviaria cargaba a la espalda toneles de manteca y los soportaba como un burro.
Otros hacen referencia a que un rico de la zona, cuando iba a la valla de gallos, encendía habanos con billetes de 10 o de 20 pesos y le apodaron el Burro, quizás por imbécil.
Se dice también que en este poblado había unos burros de madera para que los ciudadanos que iban a coger el tren dejaran las monturas de sus caballos hasta que regresaran del viaje. Hay una frase también muy usada cuando una embarazada esta pasada de tiempo: “Estas preñada del burro de Bainoa”.
La realidad es que estudios realizados por el fallecido Osvaldo Correa, historiador del municipio habanero de Jaruco arrojaron que una familia de la zona de apellido Alentado, adquirió un ejemplar equino de tamaño mayor a sus similares, utilizado después como animal de trabajo, en un área próxima al andén de la estación del ferrocarril de Bainoa, punto de enlace, entre la capital de la isla y la provincia de Matanzas.
Los pasajeros de los trenes que circulaban por el camino de hierro en los albores del siglo XX lo identificaron como “El Burro de Bainoa” hasta que un día desapareció, pero su imagen quedó en la memoria popular de los cubanos, que suelen evocarlo en cualquier lugar del mundo donde se encuentren.
Aunque actualmente Bainoa es conocida como la “capital del Frío”, famosa por ser el territorio más frío de Cuba; debido a las bajas temperaturas que se registran en el territorio (el centro meteorológico local registró en febrero de 1996 el récord nacional de temperatura más baja, 0,6 grados Celsius) debido, entre varias causas, al suelo ferralítico rojo compactado que al tragarse el agua de un sorbo rápido, lo mantiene seco, sin humedad alguna y también a su altura de 97 metros sobre el nivel del mar.
La verdadera razón de la fama antigua de Bainoa es por la fábula del Burro de Bainoa, la historia del animal se queda grabada en la leyenda del pequeño pueblo y trascendió a toda Cuba de tal manera que cuando alguien hace cosas torpes, o comete tamaña estupidez, se suele decir en son de broma: “Ese es más burro que El Burro de Bainoa”.
El poblado de Bainoa salió del anonimato de su habanera geografía gracias a su peculiar animalito, el Burro de Bainoa. Este no fue el único burro famoso en Cuba. En Santa Clara lo emulaba El Burro Perico, y en Holguín el burro Pancho, parroquiano del bar en el Mirador de Mayabe.