Muy poco se conoce sobre lo que realmente le cuesta al Estado cubano el cubrir los gastos del Partido Comunista de Cuba (PCC), sus funcionarios, instalaciones y recursos.
Lo más probables es que la pregunta ni siquiera se la hayan planteado las generaciones de cubanos que nacieron en los últimos 60 años en la Isla.
Contrario a lo que sucede en la inmensa mayoría de los países, donde el presupuesto del Estado se detalla y resulta transparente, el alto mando cubano prefiere mantener en el más estricto secreto las cuentas del Partido gobernante que, además, es el único contemplado en la actual Constitución.
En la Isla brilla por su ausencia un mecanismo que explique los gastos del PCC, ni a la entidad a la que debiera de rendir cuentas. La transparencia de la “fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”, simplemente no existe.
Según cuenta Alcibiades Hidalgo, un ex miembro del Comité Central del PCC que en 2002 llegó al exilio de Miami a bordo de una embarcación de fabricación casera, el financiamiento al Partido Comunista según el Estado, llega mediante el aporte que realizan sus miembros (hasta del 10% de su salario) y de la venta de las revistas y periódicos que el país controla.
“Eso es absolutamente falso. El Partido se nutre de las arcas del Estado de forma secreta”, afirmó Hidalgo, quien fue también Jefe de Despacho de Raúl Castro, Viceministro de Relaciones Exteriores y embajador de Cuba en Naciones Unidas.
“El salario promedio que puede devengar un dirigente profesional del Partido es equivalente o superior a lo que gana un médico “, asegura Hidalgo.
Las finanzas que maneja el PCC son manejadas directamente por el Departamento de Administración del Comité Central, el que se encarga de operar sus cuentas bancarias, ingresos y el pago de todos sus dirigentes profesionales, lo que suman miles en todo el país.
De igual forma el Estado cubre el sistema de retiro para los “cuadros profesionales del Partido”, los cuales reciben hasta el 100 por ciento del salario que devengaban al momento del retiro, algo que solo se cumple para ellos, en clara violación de las leyes laborales vigentes en el país.
En el año 2018 la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó el presupuesto del estado para el año en curso por más de $65,957 millones de pesos en moneda nacional, de los cuales $38,711 millones están destinados a Gastos Sociales.
Dentro de ese acápite hay una partida que llama la atención, bajo el enigmático nombre de “Resto”, con un valor de $3,282 millones.
El volumen de este “Resto” equivale, aproximadamente, al 30% de los gastos destinados a la Educación, Salud Pública y Asistencia Social -respectivamente- y sostiene al 40% de los gastos de Administración Pública y Defensa, y casi el doble de los que se destina a Cultura y Deportes.
Dentro de ese generoso e indescifrable ‘Resto’ pudiera estar el dinero que se gasta en mantener a los funcionarios profesionales del PCC en su “labor rectora de la sociedad cubana”, como proclama la Constitución.