Muy poco se sabe en Cuba acerca de las Hijas de la Acacia, una asociación fraternal fundada en 1937 que aúna a mujeres que practican la masonería en la Isla.
Desde la fundación de la hermandad en 1723 por la Constitución de Anderson se estipuló que las mujeres serían excluidas de las sociedades masónicas. Así ha sido hasta el presente en casi todos los países donde se encuentra presente la fraternidad. Sólo unas pocas naciones, entre las que no se encuentra Cuba, permiten la existencia de logias femeninas y mixtas.
En Cuba se han realizado no pocos intentos de incorporar a las mujeres a las logias masónica o permitir al menos que puedan crear las suyas. Sin embargo, el respaldo no ha sido el suficiente para que puedan llevar a cabo tal empresa. Las féminas interesadas en integrarse a las normas y principios de la hermandad no tienen más opción que formar parte de las Hijas de la Acacia, una asociación paramasónica que se rige por los mismos principios que su contraparte masculina, pero que funciona de manera independiente a estas.
Quienes pertenecen a las Hijas de la Acacia no han buscado nunca ser parte de las logias masónicas, ya que consideran que de hacerlo perderían todo su objetivo. No obstante, trabajan de conjunto con los masones, pero se consideran una institución distinta.
No son masonas porque no operan con las liturgias masónicas. Poseen sus propias leyes, liturgias, palabras y signos de identificación, y trabajan dentro de los templos masónicos, pero a una hora diferente de los hombres.
Para formar parte de las Hijas de la Acacia las interesadas deben ser mujeres libres, de buenas costumbres y correcta conducta moral, entre 18 y 60 años para su iniciación, con solvencia económica que le permita pagar sus cuotas, gastos sociales y otras contribuciones sin sacrificio.
Durante sus inicios solamente se aceptaban a las esposas, hijas, o hermanas de los masones. Sin embargo, con el paso del tiempo se fue dejando que cualquier mujer interesada, siempre y cuando cumpliera con los requisitos establecidos, pudiera pasar a formar parte de la asociación.
Solamente existen dos grados dentro de las Hijas de la Acacia: iniciadas y mentoras. Para pasar de uno a otro se debe realizar un examen en el que se evalúan temas históricos y sobre los principios filosóficos de la orden. En el caso del grado mentora, este es imprescindible para ocupar los cargos de auxiliar mayor, auxiliar menor o gentil mentora, los que componen el cuadro de las tres luces de la logia
Antes de 1959 la orden llegó a contar con unos 34.000 integrantes; pero la discrepancia del nuevo gobierno revolucionario con todo lo que tuviera aires de religión hozo que el número disminuyese considerablemente. En la actualidad, apenas quedan más de 40 logias de las Hijas de la Acacia en todo el país.