En días recientes William Levy y Elizabeth Gutiérrez han dado mucho de qué hablar después de que el actor cubano recurriera a su cuenta de Instagram para anunciar su separación, aunque minutos más tarde se arrepintió y borró la publicación.
Además de dar la nota por su aparente ruptura, los dos actores también lo están haciendo por lo que podría pasar con sus bienes, incluida la lujosa mansión de Southwest Ranches, en Florida, la cual remodelaron y ampliaron recientemente para convertirla en un auténtico palacio, pero todo parece indicar que solo uno de ellos la disfrutará.
Aunque aún no se sabe quién se irá, quién se la quedará o si la venderán, en el programa ‘Chisme no Like’ proporcionaron diversos detalles de lo que podría pasar con la espectacular residencia.
“Hay muchos intereses de por medio. Les vamos a presentar una prueba contundente de la casa y lo que costó, según la información que tenemos, antes de hacerle la remodelación, costó $6 millones de dólares”, compartió Elisa Beristain sobre el muy bonito inmueble.
A continuación mostró una warrant deed (escritura de garantía) donde se exhiben mayores detalles sobre la vivienda y sobre el estado civil de William y de Elizabeth, quienes nunca se casaron, a pesar de llevar varios años juntos.
A pesar de que en varios países papelito habla, en el caso de Estados Unidos no es necesario estar casado para reclamar bienes, por lo que la nacida en Los Ángeles podría tranquilamente pelear y quedarse con la imponente propiedad si así lo desea, por lo que habrá que estar atentos a la postura que tomen ambos.
“No hay ningún compromiso de papeles, en cuanto a matrimonio, pero, gracias a Dios, la ley aquí en Estados Unidos, a menos de que tengan un contrato prenupcial, la podría cubrir a ella”, reveló Elisa.
La casa en cuestión gozaba, antes de ser ampliada y remodelada, con una extensión de 6,877 pies cuadrados, con cinco recámaras y con siete baños completos.
Al igual contaba con vestíbulo, con cocina, con comedor, con sala de estar, con sala principal, con sala de televisión, con sala de juegos, con sala de cine, con oficina, con cuarto de lavado, entre otras habitaciones.
Al exterior, en su lote de 2.19 acres, tenía unas muy extensas áreas verdes y una privacidad y seguridad envidiables, ya que Christopher y Kailey, sus hijos, podían salir a dar un paseo en bicicleta sin temor a ser atropellados o acosados por la lente de los paparazzi.
El patio trasero de la casa da a un rancho ecuestre de 15 acres, lo que le da una mayor tranquilidad a la morada, al estar rodeada de imponentes y hermosos árboles.