Actualmente queda muy poco del aquel majestuoso pueblo de Hershey en Cuba. En Hershey la vida giraba en torno al poderoso central azucarero reinaba sobre todo. Por estos tiempos solo sobreviven algunas de las casas construidas a la usanza colonial estadounidense, y recuerdos de la infraestructura que queda del primer tren eléctrico construido en América Latina y solo perduran como testigos de lo que fue uno de los asentamientos poblacionales más envidiado de su época.
Hershey fue levantado por el magnate del chocolate de Estados Unidos en los inicios del siglo 20 en Cuba y aunque ya no conserva ni la sombra del esplendor que mostraba en su momento aún se mantiene de pie en la provincia de Mayabeque, contigua a La Habana.
El pueblo fue nombrado oficialmente como Camilo Cienfuegos haciendo honor al comandante guerrillero que peleó junto a Fidel y Raúl Castro Ruz en la década de los cincuenta y hoy se ve cómo una infraestructura fundamental, de gran valor histórico, se despedaza de a poco debido la falta de mantenimiento y con un inmenso pesar de quienes crecieron aquí.
Fue por allá por el año 1916 que se comenzó a construir el pueblo de Hershey. El empresario estadounidense Milton Hershey, llegó a Cuba con la idea de crear un central que produjera azúcar suficiente para sustentar la fábrica de chocolate que él tenía en Pensilvania y fue así que nació el pueblito, el cual se levantó con una arquitectura novedosa para la época y lo más moderno en prestaciones para sus pobladores, incluyendo un campo de golf, hotel, cine y hospital.
Para evitar el proceso de nacionalización en la década de los 60 el central fue vendido previo al triunfo de la revolución cubana. Fue así como el central pasó a manos del gobierno hasta que por problemas de productividad y falta de mantenimiento fue cerrado y de aquel majestuoso central solo quedan unas chimeneas, los antiguos almacenes que hoy dan cabida a una empresa estatal.
“Los proyectos para revivir el pueblo han quedado en el olvido porque no ha habido presupuesto, porque las personas que se interesaron por esos proyectos lo dejaron de hacer por diferentes razones. El patrimonio de un país es la vida de ese país. No se puede estar olvidando… La tierra donde uno nace, el terruño es lo de uno y es importante que no se pierda. Es la idiosincrasia, todo lo que uno vio”, afirma el escritor y periodista nativo de Hershey, Pedro González Bernal.
Así como el caso de Hershey existen muchos pueblos por toda Cuba que demandan inversiones a corto plazo, mayormente en el área de vivienda.
Quizás la restauración de un pueblo con tanta historia tendrá que esperar pacientemente, ya que las prioridades del nuevo gobierno están definidas y al parecer la restauración de los pequeños poblados no parece estar en el tope de la lista.