Dos bancos cubanos se contaban en 1957, por su eficiencia y capacidad, entre los 500 más importantes del mundo. Eran The Trust Company of Cuba y el Banco Núñez. Este, con 22 sucursales, tenía depósitos por casi cien millones de pesos, en tanto que los depósitos del otro (26 sucursales) ascendían a 234 millones, cifra con la que casi duplicaba a sus rivales cubanos y extranjeros más cercanos, entre estos a The Royal Bank of Canada, con 126 millones. The Trust Company y el Banco Núñez sobresalían en la categoría de Grandes Bancos nacionales, en la que también clasificaban el Continental Cubano (88 millones en depósitos); el Agrícola Industrial (48 millones), y el Gelats (45 millones).
Carlos Núñez Pérez no heredó su fortuna ni la adquirió por matrimonio ni gracias a favoritismos políticos. Hijo de un español, nació en Holguín en 1885 y apenas pudo ir a la escuela. Se dedicó al comercio, fue colono azucarero y propietario de numerosas carretas para el transporte de la caña que surtía al central Santa Lucía, de Gibara. Y fue precisamente en un local que le prestó la administración de ese ingenio donde instaló, el 21 de marzo de 1921, lo que sería el embrión de su entidad bancaria, que por su auge y desarrollo, afirman especialistas, es una de las gestiones empresariales más sobresalientes de la Cuba republicana.
El Banco Núñez fue propiedad única de Carlos Núñez Pérez y sus siete hijos, y tanto los varones como las hembras ocupaban asientos en su junta directiva. Con el tiempo, Núñez Pérez llegó a ser propietario del Banco de Occidente y de la Compañía Azucarera Alto Songo; controlaba la tercera parte d
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[8:34:28]Cubasol:el Banco Hipotecario Mendoza, y tenía intereses en la Zona Franca de Matanzas y en varias compañías inmobiliarias.
No menos asombroso es el caso de The Trust Company. Fue fundado en 1905 y quebró el 19 de abril de 1922. Sus principales acreedores acordaron entonces liquidarlo como banco a fin de que se dedicara solamente al giro de los seguros y a la administración de bienes y de urbanizaciones, como la del Country Club. Es así que el 10 de marzo de 1943 lo adquiere Agustín Batista y decide reiniciarlo en las operaciones bancarias.
Lo que sucedió a partir de ahí resultó algo inédito en Cuba hasta entonces. Un banco cubano, con oficina central en el edificio marcado con el número 257 de la calle Obispo, en La Habana Vieja, sobrepasaba, por primera vez desde el crack bancario de los años 20, a los extranjeros que dominaban la banca, las finanzas y la industria azucarera en Cuba.
Con el tiempo, The Trust Company adquirió el Banco Comercial Panamericano, con sucursales en Cienfuegos y Sancti Spíritus; el Banco Mercantil de Ranchuelo, propiedad de la empresa cigarrera Trinidad y Hermanos, el Banco de Pinar del Río y el Banco Atlántico, propiedad de Amadeo Barletta. Su fusión con el Banco del Comercio, de los Solís Alió (20 millones de pesos en depósitos) lo llevó ya a un primer lugar indiscutible.
En 1958, con posibilidades de expansión extraordinarias, era una de las empresas cubanas más rentables, con utilidades anuales que, desde 1951, excedían el millón de pesos.