Una de las grandes pasiones de Grey, una joven maestra cubana, es nada más y nada menos que los trajes de época. Tanta suerte ha tenido esta cubana que ha logrado convertir aquello que le causa fascinación en su fuente de ingresos personales, ya que justo con esta ropa ha logrado crear un negocio que cuenta con un sorprendente nivel de clientela.
El oficio lo aprendió desde que era tan solo una niña, ya que en su familia todas las mujeres “tenían manos” para la costura. Aunque le hubiese gustado estudiarlo, nunca se quejó demasiado por ello, pues con lo que vio hacer en casa, más lo que fue incorporando de manera autodidacta, los conocimientos que adquirió nada tenían que envidiar a quienes estudiaron en una academia.
En la actualidad, Grey es toda una experta en cuanto a la confección de vestidos para quinceañeras se refiere y a sus estudios de Placetas, no son pocas las jovencitas que acuden para tomarse fotos.
Su primer trabajo llegó cuando tenía tan solo 16 años. En aquella ocasión, confeccionó un vestido de princesa para su ahijada. Desde ese entonces no ha parado de crear, aun cuando no utiliza bosquejos ni papel para sus diseños.
Las ideas las tomas de algunas revistas de moda y de las fotos que ve en Internet. No le hace falta más, todo lo almacena en su privilegiada memoria hasta que llega el momento de poner manos a la obra.
La materia prima para su trabajo proviene de familiares y amigos que le regalan prendas que ya no utilizan, aunque también suele adquirir ropa reciclada para aprovechar algunos elementos de estas como adornos y broches.
Su gusto por la costura es compartido con las clases que imparte en una escuela primeria. Es por ello que solamente cose de noche y que para hacer sus vestidos se toma hasta 20 días en algunos casos.
Lo que más puede pedir por un vestido son 100.00 CUC. Por ello, prefiere alquilarlos a estudios fotográficos o rentarlos. A quienes se dedican a tirar fotos también les sale más rentable alquilarle vestidos a Grey que mandarlos a buscar al exterior.
La demanda de su trabajo crece por día, por lo que Grey sueña con llegar a abrir su propio taller y coser a lo grande. Sin embargo, como está consciente que en mercado cubano es muy difícil permitirse ese lujo, se mantiene viviendo de lo que saca con el reciclaje. Aunque lo cierto es que no le va nada mal.