Los sismos que han tenido lugar en los últimos tiempos en las cercanías de Cuba ha hecho que despierte cierto temor entre isleños sobre la posibilidad de que el país sea afectado por un algún poderoso tsunami.
Al respecto, los expertos aseguran que la posibilidad que esto ocurra es bastante remota, ya que para que Cuba se viera afectada por grandes olas sería necesario – según los especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAI) – que tuviese lugar un sismo de gran magnitud en el mar y que además fuera vertical el movimiento de los bloques en la falla, para que de esta esta forma se produjera el conocido como “efecto psistón”, el cual puede llegar a levantar una enorme masa de agua y formar olas de gran tamaño.
Numerosos terremotos han ocurrido en la zona sur de Cuba y hasta el momento ninguno ha llegado a generar tsunamis, por lo que la probabilidad que esto ocurra en un futuro cercano parece ser bastante remota.
La zona más propensa a sufrir el impacto de tsunamis (y esto de forma muy poco probable) es la que colinda con el norte de la isla de Santo Domingo, ya que se tiene constancia que algunos terremotos generados allí han provocado daños humanos y materiales. Sin embargo, ninguno he llegado nunca a las costas cubanas.
En Cuba se dice que el poblado de Santa Cruz del Sur, en la provincia de Camagüey, fue borrado prácticamente del mapa por un tsunami en el año 1932, pero los meteorólogos aseguran que esto es totalmente falso, ya que lo que realmente sucedió fue un proceso gradual de penetración del mar que estuvo asociado a un huracán de gran intensidad que creciendo a medida que se acercaba a la zona costera de Cuba.
Entre las 4 y 5 de la madrugada del día 9, el agua del mar comenzó a entrar en el pueblo y a subir su nivel como sube la marea, paulatinamente. Alrededor de la 9 de la mañana las aguas alcanzaban más de 3 m de altura. Ya a las 11 de la mañana aproximadamente, incluyendo el oleaje provocado por el viento huracanado, el nivel del mar ascendió hasta 30 pies de altura, o sea, a casi 9 metros de altura.
Por lo tanto, de ninguna manera se trató de un tsunami. De hecho: ningún tsunami ha afectado el territorio cubano en su historia… al menos que se sepa.