La Poza Negra, un lago habitado por fantasmas de esclavos asesinados en Las Tunas

Redacción

La Poza Negra, un lago habitado por fantasmas de esclavos asesinados en Las Tunas

En la oriental provincia cubana de Las Tunas, existe un municipio llamado Jobabo. En este lugar, cuatro esclavos protagonizaron la primera sublevación en toda América. Su manera de rebelarse fue hacer de forma más lenta que lo habitual los trabajos encomendados, algo que se conoció como “el paso de la jicotea”.

Aquella iniciativa de los esclavos no fue muy bien recibida por parte de los españoles, quienes respondieron de forma muy cruel a modo de escarmiento a los demás esclavos de toda la región y supieran que estas acciones tendrían consecuencias drásticas tomaron como prisioneros a los cuatro líderes del hecho y luego de decapitarlos exhibieron sus cabezas en la plaza pública de la que antaño fuera una ciudad de la Villa de San Salvador de Bayamo.

Las ideas de rebelión ya estaban naciendo en la región y comenzarían a ser contempladas como una opción en las minas de oro luego del acto del Cacique Hatuey, quien expresó momentos antes de ser quemado que no quería ir al mismo cielo al que irían los españoles y además por el Cacique taíno Guamá, quien azotara a los conquistadores durante más de diez años, y moriría en 1533 para no dejar que lo atraparan vivo.

En 1512 Diego Velázquez ordenó a Pánfilo Narvaes que explotara la isla y efectivamente este encontró oro en Bayamo, Guáimaro, Jobabo, Camagüey, según pruebas existentes. La mina de donde procedían estos esclavos rebeldes fue llamada La Vitalina y ha sido este lugar motivo para especulaciones y todo tipo de escalofriantes historias pueblerinas.

Dicen que existe una charca llamada Poza Negra, debido a la oscuridad de sus aguas por la profundidad, que se encuentra cerca del área de la antigua mina. Muchos piensan que en este sitio fue donde se cometió el asesinato de los esclavos que se revelaran y de lo profundo de la charca, a veces, emanaba una luz en las noches y junto a esto eran escuchados los lamentos y el sonar de las cadenas de aquellos negros que perdieron su vida. A la mañana siguiente toda estaba normal. Hay algunos habitantes de los alrededores que juran haber visto y escuchado lo mismo en las aguas de un río que hay en los alrededores.

Esta es una de esas historias que ha sido contada de abuelos a nietos y así sucesivamente hasta llegar a nuestros tiempos. Los mitos del lugar son enriquecidos con esta historia y existe tal creencia en ella que algunas personas que durante las noches no son capaces de andar por el lugar.