Nancy, cubana que llegó a Atenas (Grecia) en su afán de emigrar lo más pronto posible de la isla, afirmó: «Antes, para el cubano el peor castigo era emigrar. Ahora es una bendición, aunque no una suerte, porque salimos a sufrir».
La mujer atravesó la famosa ruta migratoria de los Balcanes (por Rusia) para alcanzar Europa, pero confirmó que muchos nacionales de la isla la llevan a cabo a la inversa.
Muchos cubanos se han refugiado junto a una pareja de compatriotas médicos, Danay y Eduardo, quienes viven junto a su hija y con otra pareja en el barrio ateniense de Ambelókipi.
Ellos estiman que alrededor de un millar de isleños malviven en ese país sureuropeo a la espera de obtener el visado necesario para continuar su viaje hacia naciones vecinas con economías más estables y culturas más afines.
Danay sostuvo: «Tenemos familiares en España, Italia o Alemania que quieren hacerse cargo de nosotros, no queremos ser un estorbo para la Unión Europea. Queremos trabajar, la mayoría somos profesionales, tenemos muchos niños, pero pronto nos quedaremos en la calle porque se están agotando nuestras reservas económicas».
La mayoría de estos migrantes se fueron de la isla a partir de las históricas protestas antigubernamentales del 11 de julio, las que fueron brutalmente reprimidas por las autoridades cubanas.
Agustín, otro refugiado, explicó: «Salimos a la calle a protestar pacíficamente y la policía se limitó a grabar, pero luego por la noche te venían a buscar a casa», y aseguró que regresar a la isla «no es una opción».
Pero también la severa crisis económica que vive Cuba en estos momentos consta entre los principales causantes de este súbito éxodo masivo. Todos los presentes en el hogar de Danay y Eduardo gritaron: «Cuba es una dictadura, no hay libertad de expresión».
Nancy, quien fue separada de su puesto como profesora pública cuando regresó a la isla de un viaje a Alemania en 1996 (por culpa de haber salido del país), aseguró que «Cuba nunca salió de ningún periodo especial».
Contó: «La imagen que el Gobierno crea no es la que es, el que tenga dudas que visite la isla y viva como vive el pueblo. La realidad es otra, todas las donaciones que llegan, el pueblo no las recibe, se las venden».
Todos acordaban en el hecho de que en Cuba también malvivían, intentado sobrevivir con un salario que no les era suficiente para adquirir bienes tan básicos como un cepillo de dientes.
Ahora se ven obligados a laborar con cualquier ocupación jornalera que los explota, al no contar con permiso de trabajo en Grecia, y el proceso para obtener asilo es insufrible.
Agustín, junto al también emigrante Carlos, conformaron la página en Facebook «Que Bolá», donde coterráneos comparten experiencias y solicitan y reciban ayuda. Carlos argumentó que la plataforma también sirve «para que todo el mundo sepa los problemas que hay en Cuba, por qué el cubano emigra de un país donde prácticamente todo es gratuito».
Lamentó: «Todo el que se va es emprendedor o es profesional y eso es muy triste, es muy triste que un país pierda a los profesionales que él mismo forja y que se vayan por problemas de política», y, sorprendido, confesó: «No hemos pagado a mafias».
No obstante, apuntaron que a los cubanos les es imposible emigrar sin ayuda de allegados en el extranjero, pues no se logra ahorrar lo suficiente como para siquiera subsistir.
Todos llegaron a Moscú y atravesaron entonces Belgrado, Montenegro, Albania y Macedonia del Norte.
Agustín detalló que «Rusia es ahora mismo una válvula de escape porque no requiere visado», y señaló que «ahora Nicaragua será el próximo Mariel, porque han abierto el visado».