El régimen de Daniel Ortega abrió un nuevo frente contra Estados Unidos al permitir la libre entrada de cubanos a Nicaragua, consideran diversos analistas que ven en la medida la intención de presionar al gobierno de Joe Biden, al convertir a Nicaragua en “un trampolín” para el flujo de migrantes que buscan llegar al país norteamericano.
Desde el 22 de noviembre los cubanos que deseen viajar a Nicaragua no tienen que solicitar visa ni explicar el motivo de su viaje. Antes los cubanos debían sacar una visa consultada que tenía una duración de 30 días, prorrogables a 90, por la cual pagaban aproximadamente 18 dólares.
Para el analista político Eliseo Núñez, la disposición de Ortega busca utilizar la migración como un arma geopolítica. “Ortega está mostrando los dientes”, dice Núñez. “Él ha querido negociar con Estados Unidos en los temas que tienen que ver con narcotráfico, terrorismo y migración. Lo que propone ahora es que Estados Unidos no se meta en temas de derechos humanos, libertades o democracia a cambio de que él le garantice esas tres cosas”.
Estados Unidos ha sido uno de los principales impulsores de sanciones contra el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, en respuesta al deterioro de la democracia, la restricción a las libertades públicas y la represión a los opositores. Recientemente, el presidente Joe Biden firmó la ley Renacer, que contempla duras sanciones para el régimen nicaragüense, y prohibió la entrada a Estados Unidos a Ortega y a sus principales funcionarios y colaboradores.
Asimismo, Estados Unidos no reconoce como legítimas las elecciones celebradas el 7 de noviembre pasado, mediante las cuales Daniel Ortega se reeligió por tercera vez, con un sistema electoral bajo su control, con la oposición proscrita y los potenciales candidatos rivales encarcelados.
El gobierno de Nicaragua aseguró en un comunicado que la decisión de libre visado para los cubanos busca “promover el intercambio comercial, el turismo y la relación familiar humanitaria”.
“El Ministerio de Gobernación del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de la República de Nicaragua, a través de la Dirección General de Migración y Extranjería; informa que ante la cantidad de solicitudes de herman@s ciudadan@s cuban@s con familiares en Nicaragua y con el fin de promover el intercambio comercial, el turismo y la relación familiar humanitaria, a partir del lunes 22 de noviembre del año 2021, se establece el libre visado para tod@s l@s ciudadan@s cuban@s que deseen ingresar a Nicaragua”, dice textualmente el comunicado.
El senador republicano Marcos Rubio, sin embargo, consideró “un acto hostil” la respuesta de Ortega. “Este verano expresé mi preocupación y advertí que el régimen cubano utilizaría la migración masiva como un arma tras las históricas protestas del 11 de julio. El régimen Ortega-Murillo está ayudando a la dictadura cubana al eliminar los requisitos de visa para instigar la migración masiva hacia nuestra frontera sur. La administración Biden debe responder rápidamente y tomar esto por lo que es: un acto hostil”, expresó Rubio a través de una nota de prensa.
De la misma manera lo considera la periodista cubana Yoani Sánchez, directora de la plataforma 14ymedio. “Con la jugada que acaba de hacer, el régimen cubano se asegura de que Joe Biden tenga muy pronto un quebradero de cabeza y una gran discusión interna debido al aumento considerable en el número de migrantes provenientes de esta Isla. De paso, se libra dentro del territorio nacional de los más inconformes y rebeldes, que podrían protagonizar la próxima explosión social al estilo de la ocurrida el pasado 11 de julio”, expresó en una columna de opinión.
Daniel Ortega pasó de ser el gendarme de Estados Unidos en su frontera sur, a convertir a Nicaragua en un trampolín para los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos.
Hasta 2015, Nicaragua funcionaba como un tapón para los cubanos que emprendían la tortuosa ruta Cuba-Ecuador-México para llegar a Estados Unidos. Los cubanos migrantes llegaban vía aérea a Ecuador, país que les ofrecía libre visado, y a partir de avanzaban en autobuses, camiones y a pie por Colombia, Panamá y Costa Rica, buscando como cruzar a Nicaragua que era el mayor obstáculo en esa parte de la ruta.
Para noviembre del 2015 había unos 4.000 inmigrantes cubanos varados en Costa Rica porque Nicaragua les negaba el paso. La cancillería costarricense consideró la situación una “amenaza con (posibilidad de) convertirse en una grave crisis humana en la región”.
El 15 de noviembre, el régimen de Ortega dispuso un batallón de infantería del Ejército de Nicaragua y fuerzas especiales de la Policía en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, para rechazar con retenes y gases lacrimógenos a 1.100 cubanos que intentaron cruzar la frontera.
Según el analista Eliseo Núñez, el control militar que Ortega impuso en su frontera sur obedecía a un convenio no formal con Estados Unidos que Nicaragua negoció desde el 2008, a través de su entonces embajador en ese país, Arturo Cruz, quien hoy se encuentra detenido tras intentar competir desde la oposición contra Daniel Ortega en las elecciones de noviembre.
“Ese arreglo lo gestionó Arturo Cruz, desde el 2008 y lo cumplió más o menos hasta el 2016. El arreglo, que llamaron muro de contención, eran tres cosas a controlar: primero narcotráfico, segundo terrorismo, y tercero migración”, dice Núñez.
La nueva disposición del gobierno nicaragüense acorta en 1600 kilómetros la ruta que antes pasaba por Ecuador y quita el obstáculo que antes representaba Nicaragua para la migración cubana.
El anuncio provocó una oleada de cubanos intentado infructuosamente comprarse pasajes hacia Managua a través de las aerolíneas Copa y Conviasa. “Los cubanos que ven una vía de escape del país en la decisión anunciada por el Gobierno de Nicaragua de establecer la entrada libre para ciudadanos de la Isla tendrán que esperar: por el momento: no hay vuelos a Managua y no se sabe cuándo los habrá”, informó la plataforma cubana 14ymedio.
“No sé para qué abrieron a que los cubanos lleguemos sin visa a Nicaragua, si no hay aviones que nos lleven para allá”, se quejó un isleño ante periodistas de la plataforma digital.
La bloguera cubana, Yoani Sánchez, cree que las salidas masivas pueden convertirse en un arma de doble filo para el régimen cubano. “La administración estadounidense puede tomarse el asunto de una forma muy diferente a la que proyecta La Habana, y la escapada de miles de cubanos dejaría también muchos efectos en una sociedad ya envejecida. Si a lo largo de los próximos meses esta isla pierde a parte de los jóvenes, los profesionales y a aquellas personas con la suficiente autoestima para creer que pueden prosperar en un escenario competitivo, no solo se estará retrasando un cambio democrático, sino que también se estará aplazando la recuperación económica y el desarrollo de todo el país”, expresó a través de su columna de opinión.