Tras la 158ª Asamblea plenaria episcopal que concluyó ayer, los obispos cubanos abogaron por un diálogo “armónico y civilizado” y la instrumentación de “cambios necesarios” en el país. Eso se plasma en un mensaje emitido a pocos días de la convocatoria de una marcha por las libertades civiles, convocadas para el próximo 15 de noviembre.
“Todo cubano debería poder expresar y compartir libremente y con respeto, sus opiniones personales, su pensamiento o sus convicciones, incluso cuando disienta de la mayoría”, dijeron los obispos de la isla en su mensaje, constatando de esa manera indirecta que tales libertades están ausentes en Cuba.
Advierten el episcopado en el mensaje contra “cualquier acto de violencia entre nosotros, ya sea física, verbal o sicológica”, que “hiere gravemente el alma de la nación cubana y contribuye todavía más al pesar, al sufrimiento y a la tristeza de nuestras familias”.
“Urge, cada vez más, la implicación de los cubanos en un proyecto de nación que involucre y motive a todos; que tenga en cuenta las diferencias, sin exclusiones ni marginaciones”.
“Pensamos que hace falta implementar mecanismos donde, sin temor a intimidación y represalias, toda persona pueda ser escuchada y se encaucen las insatisfacciones ante las duras realidades cotidianas que agobian a tantos, especialmente a los más empobrecidos y vulnerables”, afirmaron.
Pidieron también la liberación de las personas detenidas por las últimas manifestaciones en la isla en julio pasado:
“¡Cuánto agradecerían tantas familias cubanas y la misma Iglesia, y cuánto disminuiría la tensión social, si hubiese un gesto de indulgencia para los que aún permanecen detenidos por los acontecimientos del pasado verano!”.