Francisco Páez Duarte, inmigrante cubano en México, tiene 20 años con un trámite de legalización migratoria sin resolver por las autoridades y, hoy, ante la oleada migratoria de haitianos, se atreve a exponer su caso para legalizar su estadía, con temor a ser deportado.
Ingresó al país con su pasaporte y permisos de turista que renovó varias veces, a la vez que iniciaba el procedimiento de residencia permanente, pero un intento de extorsión y condicionamiento de funcionarios de Migración de que desistiera de su expediente de petición de residencia legal y abandonara el país, lo hizo permanecer en la ilegalidad y no acercarse más al Instituto Nacional de Migración.
Páez Duarte afirmó que su expediente debe existir en Migración, pues tiene constancia de recibido desde 2001, con su solicitud de residencia legal y otra de permiso para casarse, puesto que en el 2003 anexó la petición, además de una de trabajo y todas le fueron negadas.
“Me gustaría sentirme ya legal en México, porque ya tengo 71 años de edad, no quisiera morirme como un desconocido en este país, país que amo, toda mi vida he amado a México”, señaló el cubano acompañado de su pareja mexicana desde hace 17 años.
Al estar de ilegal en el país, el inmigrante cubano no tuvo oportunidad de trabajar formalmente, lo cual no impidió que sacara adelante a su familia, formada con Martha Nohemí de la Rosa Garza y tres hijos, quienes lo ven como su padre, aunque no sea su papá biológico.
Narró que cuando conoció a Martha ella tenía tres hijos, de 1, 5 y 11 años y juntos hicieron una familia dándoles la manutención y estudio que hoy son adultos casados y les han dado nietos.
En su tierra natal, Artemisa, poblado de Cuba, tiene una hija a quien sólo ha visto en una ocasión en los 21 años que tiene en México, debido a su situación migratoria.
En un principio, Martha y él, trabajaron una taquería de donde tenían sus ingresos, al terminarse esa labor, comenzaron a lavar ropa ajena, pero por complicaciones de salud de su mujer, él es el que está atendiendo el negocio, el cual es casero pues no usan una lavadora industrial sino la de casa y tienden al sol, sin secadora, regularmente es servicio de lavado de colchas y sábanas.
La ilusión del cubano Francisco Páez es residir legalmente en México y casarse con su pareja Martha, por ello, espera el apoyo de la sociedad y autoridades para que hacer realidad su sueño y no ser deportado.
“Y como yo toda mi vida siempre he querido mucho a México, porque en Cuba se difunde mucho la vida de México, siempre pensé que algún día me gustaría vivir entre los mexicanos, cuando terminé de trabajar en la flota pesquera, me pasé a trabajar en la Secretaría de Gobernación en Cuba, laborando en dirección de Migración y Extranjería, luego a los órganos de seguridad cubana donde era funcionario de comunicaciones del departamento de Gobernación y luego en Transporte y terminé en 1994 mi trabajo y decidí viajar a Estados Unidos para desde ahí venir a México”, recordó.
A los 15 años comenzó sus estudios de Maquinista Naval en la Academia de Pesca, y comenzó a navegar en las costas de Cuba en la flota camaronera y, a los 20 años, trabajó 10 años en las costas entre Cuba y México frente a Campeche donde conoció a muchos pescadores mexicanos y afianzó su amor por México.
En San Buenaventura, donde reside desde hace 21 años, cada Ayuntamiento le expide un documento como residente del municipio con su fotografía como una manera de identidad y cuenta con su CURP, por oficialía del Registro Civil.
