El canciller de la República de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, negó rotundamente que haya hambre o pobreza extrema en la isla.
Rodríguez, quien aún se encuentra en Estados Unidos tras participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas como representante del Gobierno cubano, fue entrevistado por la Andrea Mitchell, periodista de MSNBC, donde aprovechó para culpar a la crisis mundial generada por la pandemia y al recrudecimiento del embargo estadounidense por todos los males que aquejan a Cuba.
El canciller cubano entonces aseguró los acontecimientos del 11J en Cuba no tienen nada que ver con las protestas sociales ocurridas en otros países del tercer mundo en la actualidad, pues no cuentan con el mismo contexto social.
El alto funcionario aseveró ante las cámaras: «No tenemos hambre, no tenemos pobreza extrema, no hay desempleo sin una protección social».
La entrevistadora lo interrogó sobre el amplio listado de detenidos durante las históricas protestas del pueblo cubano y sobre la violencia que desató el Gobierno contra los manifestantes, a lo que Rodríguez respondió diciendo que los alborotadores e infractores de la ley deben ser sentenciados por sus delitos, y acusó a los medios de prensa independientes de exagerar la situación que trataba la réplica del Gobierno hacia las manifestaciones.
Afirmó entonces que la mayoría de las protestas, publicitadas como «pacíficas», en realidad no lo fueron, pues los participantes incitaron a los disturbios, a la violencia y al vandalismo.
También negó que Cuba hubiera rechazado la pertenencia al programa COVAX (el que facilitó el acceso a vacunas contra el coronavirus en Latinoamérica), sino que su Gobierno apostó por la calidad de la ciencia nacional y por la eficacia de sus propios productos (evitando mencionar que la OMS aún no ha certificado a ninguno de sus candidatos vacunales).
Estas declaraciones sucedieron justo después de que el mismo funcionario desmintiera públicamente en Twitter que el presidente norteamericano Joe Biden tuviera intenciones de facilitar dosis de la vacuna Pfizer al pueblo cubano.
También atacó al mandatario por retrasar la flexibilización de las medidas que había impuesto su predecesor sobre La Habana.
Rodríguez Parrilla opinó que las sanciones económicas de la Casa Blanca han sido crueles.
Justamente, La Habana intentó defender sus reformas económicas ante las Naciones Unidas, las que supuestamente permitirán a la isla salir de la crisis económica que vive desde hace años.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez afirmó al organismo internacional que su administración garantiza a la población cubana los 19 productos alimenticios de la libreta de abastecimiento, un método usado en tiempos de guerra y que se considera que está diseñado para afianzar la dependencia del pueblo hacia el Gobierno.
Sin embargo, el gobernante reconoció internamente la existencia de pobreza y de una sustancial brecha social en Cuba. Aún así, no ofreció ninguna propuesta de solución concreta para erradicar estos problemas.