El mundo del fútbol, y los seguidores de Diego Armando Maradona, se estremecieron al conocer la historia de Mavys Álvarez, la novia que tuvo el exfutbolista en Cuba, cuando ella era una menor de edad de apenas 16 años.
En una reveladora entrevista de América Tevé, el canal 41 de Miami, Estados Unidos, Álvarez contó, en una primera entrega, la manera en la que fue buscada para acompañar a Diego en Cuba; la manera como entró al hotel (los cubanos no podían ingresar y la hicieron pasar como turista italiana); y cómo se desarrolló una relación que fue resistida por sus padres, pues ella tenía una corta edad.
Además, contó detalles de las fiestas sexuales que tenía Diego y cómo le propuso que participara de sus orgias con otras jóvenes cubanas.
En la segunda entrega de la reveladora nota, Mavys habló de cómo Maradona la sumergió en un mundo de drogas y alcohol, sin importarle que era una menor de edad.
“Es difícil hablar de esto en cámara, de verdad. Diego me llevó a la droga, yo tenía 16 años aún, no había cumplido 17. En varias ocasiones trató, estábamos en la habitación y él insistía. En principio no, en principio me decía que si lo tocaba, me mataba y todo eso, pero después de un tiempo como que se sintió solo, no le gustaba hacerlo solo, entonces insistió mucho, mucho, mucho, todos los días”, contó en la entrevista ofrecida en exclusiva a la cadena América TeVé.
“Hasta que llegó un punto en que sí, la probé con tal de que me dejara tranquila. Yo no le daba lógica a eso, era cocaína. No sabría decir quién le llevaba la cocaína, sí sé que en La Habana había un muchacho llamado Roberto que se la conseguía, pero no sé cómo la entraba o algo, no sé”, agregó.
La mujer, que actualmente tiene 41 años, recordó que consumía constantemente cocaína y que la droga venía desde Colombia. Cuando se le acababa la cocaína, un sirviente cubano “se encargaba de zapatear La Habana” en busca de droga local.
“Salir de la droga fue bastante difícil. La droga me dio muchas alucinaciones. Estuve algunas horas en el hospital CIMEQ (Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas) porque me deshidraté. No podía ni levantarme de la cama para ir al baño. No podía escaparme de ahí, ya era adicta, no podía parar”, relató.
Maradona no solo transformó a su novia, menor de edad, en materia de adicciones; también quiso cambiar su físico y le propuso que se agrandara los senos.
Diego también me empezó a decir que si quería operarme los senos, que me vería mucho mejor con los senos más grandes, quería que me operaran en Cuba, en la casa 2 de La Pradera donde estábamos y yo le dije que no porque tenía miedo de que saliera mal o hubiera una infección o algo y entonces él decidió hacérmelo en Argentina”.
“En Argentina me hicieron los análisis en el hotel donde estaba y si, me opero, fue muy difícil la operación porque la herida se me abrió debido a las locuras de Diego, yo iba por 20 días y estuve dos meses y medio aproximadamente. Fue bonito conocer otro país, pero me tocó en una etapa bien difícil. Mi madre no supo nada de todo esto, de lo que iba a hacer. Me operaron en una clínica pequeña, no recuerdo el nombre, pero la autorización la dio él”, reveló.
Diego llegó a la isla cuando Mavys tenía 16 años. Había planificado una estadía de seis meses, pero permaneció allí cinco años. Su colapso por exceso de drogas y alcohol de fin del año 1999 llevó a su entorno a tomar la decisión de hacer un tratamiento debido a que las consecuencias de este episodio lo tuvieron al borde de la muerte y así ingresó a una clínica de Punta del Este.
Una vez con el alta tras superar una “crisis hipertensiva y una arritmia ventricular” que lo mantuvo internado durante dos semanas, y de que los médicos del Sanatorio privado Cantergil evitaran su muerte por sobredosis a los 39 años, partió a Cuba.
“No quiero dejar este mundo. Voy a luchar para seguir viviendo”, dijo Maradona cuando salió de la clínica. Tres semanas después llegó a La Pradera, La Habana. Diego bajó del avión en muy mal estado, con sobrepeso, dificultad para caminar y con notables discapacidad para expresarse.
Desde que llegó y hasta que se fue, en 2004, las noticias que llegaban desde Cuba de un Diego Maradona incontrolable, de sus participaciones en fiestas con alcohol y estupefacientes, con peleas con las enfermeras del lugar al que había ido para desintoxicarse y hasta de un serio accidente tras chocar su auto contra una guagua por el que sufrió una importante herida en su pierna izquierda, eran moneda corriente.