Un operativo militar logró rescatar en México a un grupo de inmigrantes cubanos que fueron secuestrados por un grupo de hombres armados cuando se encontraban hospedados en un hotel del estado de San Luis Potosí, en el centro-norte del país.
A bordo de tres camionetas, los secuestradores llegaron al hotel Sol y Luna, ubicado en el municipio Matehuala, y se llevaron a 16 mexicanos y 22 extranjeros, mayormente cubanos, según informó el fiscal de San Luis Potosí, Federico Garza.
Según las primeras investigaciones, la policía halló en el interior de las habitaciones las identificaciones de algunas personas. Los secuestradores se llevaron la bitácora de registro de los huéspedes, por lo que no se sabía, con exactitud, cuántas personas habían sido privadas de su libertad.
Más tarde, Garza comentó que la policía ubicó a un grupo de 16 mexicanos que se encontraban pidiendo auxilio afuera de una tienda, gracias a una llamada anónima que recibió. El grupo aseguró que fue secuestrado por un comando armado y que también se habían llevado a otro, de origen extranjero.
El fiscal agregó que los cubanos fueron rescatados en un lugar despoblado, en un cerro sobre un camino que corre de Matehuala a la capital del estado, y serán trasladados a la capital potosina para recibir apoyo psicológico, médico y alimentación. Entre ellos se encontraban tres menores de edad y una mujer embarazada.
Garza Herrera informó que hasta el momento se desconoce el estatus migratorio de los cubanos rescatados para poder saber cómo proceder con ellos.
Muchos de los miles de cubanos que permanecen retenidos en el norte de México a la espera de procesar sus casos de asilo político en Estados Unidos son victimas de secuestros por bandas criminales que controlan la zona y cuando sus familiares no pagan, terminan en fosas comunes.
Para estas bandas criminales, los cubanos son “cajeros automáticos caminantes», pues se saben en que su mayoría tienen familiares en Estados Unidos a los que se les puede extorsionar para que envien dinero a cambio de su libertad.
Los cubanos secuestrados son enviados a “casas de seguridad” donde se mantienen hasta que sus familiares en EEUU paguen entre $10,000 y $20,000.