El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador poco le ha importando las reacciones generadas tras el anuncio oficial de la participación del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel en las celebraciones por el Día de la Independencia mexicana, el próximo 16 de septiembre.
Y es que no basta con que sea un «invitado especial» en las celebraciones, sino que recibirá una distinción más, al tener la oportunidad de pronunciar un discurso durante el desfile militar del 16 de septiembre; una distinción que nunca, en toda la historia mexicana, ha tenido algún mandatario extranjero.
De hecho, la tradición es que en ese desfile, que se realiza año con año para conmemorar el inicio de la Independencia Nacional, no haya discursos; sino únicamente el parte que rinde el comandante de la columna.
La próxima visita del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ha causado polémica. Situación que no pasó en la primera visita en la toma de posesión, en 2018; ni en la segunda como visita oficial, en 2019.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) confirmó a medios que Miguel Díaz-Canel visitará México antes de la cumbre de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para asistir a los festejos de la Independencia de México.
Y aún si Díaz-Canel no pronunciara discurso alguno, el solo hecho de que aparezca en el palco de honor del Palacio Nacional; codo a codo con López Obrador, ya representa una “purificación” del mandatario cubano, según ha asegurado el propio presidente mexicano.
Durante su mandato, López Obrador ha mostrado una gran inclinación hacia el régimen dictatorial de Cuba, al cual ha favorecido con la contratación de decenas de médicos para atender la pandemia de la Covid-19; con el envío de vacunas y con un silencio cómplice ante la represión que sufrieron manifestantes el pasado mes de julio.
El pasado 25 de julio, cuando las protestas ciudadanas aún estaban calientes; López Obrador celebró que Cuba es “un país que no se ha sometido ni siquiera a Estados Unidos y que ha resistido 62 años”.