Alina López Miyares es una supuesta ‘espía’ que ahora cumple condena en Cuba, protagonista de una historia tan increíble cual extraída de una película de Hollywood.
Alina mantuvo un matrimonio secreto con Félix M. Milanés Fajardo, ex diplomático cubano que cumplió misión en las Naciones Unidas, pero una llamada telefónica críptica entre ellos hizo que López nunca lograra regresar a su hogar en Miami de un viaje a Cuba.
López, quien mantiene la doble nacionalidad cubana y estadounidense (pero reside junto a toda su familia en Miami), estuvo meses retenida en Cuba antes de que sus allegados supieran de la tan enrevesada y turbia historia de amor que le propinó 13 años de privación de libertad en una cárcel en la isla.
Fue sancionada en un tribunal militar que sesionó solo una mañana, pues el Gobierno cubano no dudó demasiado sobre la culpabilidad de Alina ante cargos de espionaje internacional.
La cubana-americana de 62 años de edad ha sido condenada por, supuestamente, haber revelado los nombres de los operativos cubanos al FBI, en acción conjunta con su esposo, pero ella continúa asegurando ser inocente después de 4 años de cumplir sanción.
Todos sus defensores la emplazan como una mujer extremadamente ingenua que fue engañada por un espía cubano que para ella solo era un viejo amor, y luego una vez más por agentes de inteligencia estadounidenses.
Su causa ha sido asumida por sus familiares, abogado, simpatizantes y por la fundación The James W. Foley Legacy (grupo dedicado a velar por los derechos de las personas secuestradas o retenidas de manera ilegal en el extranjero), los que han intentado llamar la atención del Presidente Joe Biden en más de una ocasión para que la administración norteamericana actual apoye su liberación (lo que no parece que ocurrirá pronto, puesto que ha hecho pública la información de que las relaciones con Cuba no son una prioridad en su agenda).
La familia de López fue una de las tantas que emigró de Cuba a Estados Unidos (en 1966) con los inicios de la Revolución de Fidel Castro.
Alina tenía 20 años cuando fue a una fiesta en New Jersey (estado donde residía) y conoció a Milanés, pero tomaron caminos separados rápidamente.
Se reencontraron en 2007, luego de muchísimos años, cuando Alina cargaba ya con 2 matrimonios finalizados en divorcio y un hijo, y se casaron entonces sin decírselo a nadie.
No se conoce verdaderamente cuánto sabía López sobre su marido cuando se casó con él, siendo por aquel entonces pianista y profesora de educación especial dedicada al trabajo con niños confinados en casa, con un doctorado en pedagogía. Su familia se halla convencida de que ella solo se dejó llevar por ese viejo amor.
Los documentos presentados en el juicio en la isla evidenciaban que Milanés, quien había sido agente de la inteligencia cubana, confesó esto a López después de casarse.
Milanés no tenía permitido salir de la isla cuando contrajeron nupcias, por lo que López visitaba Cuba cada fin de semana y vacaciones por una década, lo que muestra un extraordinario compromiso (pues, además, los documentos judiciales evidenciaron que Milanés era alcohólico y dependía económicamente de ella).
López asegura haber recibido una críptica llamada telefónica de su marido en enero de 2017, en la que le pedía que viajara a Cuba con urgencia.
Milanés justamente había sido detenido mientras trataba de huir de Cuba mediante un pequeña embarcación en Baracoa (Guantánamo), y la llamada se hizo desde la cárcel. López fue detenida cuando trataba de regresar a Miami desde La Habana, en pleno aeropuerto.
Michael Peralta, hijo de Alina, cuestionó del marido de su madre cómo pudo «tirar a su mujer a los leones».
Meses pasaron antes de que los familiares en Miami conocieran sobre la acusación que la retenía en la isla. Como Cuba la considera ciudadana por haber nacido en el territorio, se le negó asistencia consular norteamericana.
Su hijo afirmó que no pudieron entrar contacto con ella ni obtuvieron información sobre su estado o su caso durante alrededor de seis meses.
Edilio Hernández, abogado independiente que funge como el actual asesor de López en la isla, comentó que el abogado defensor primeramente asignado a su caso la instó a cooperar.
Siguiendo este consejo legal, López relató ante sus interrogadores que agentes del FBI se le acercaron en Miami y le ofrecieron ayuda para sacar a su esposo de Cuba a cambio de información.
Su marido entonces les dio los nombres, a través de López, de agentes cubanos encubiertos en Estados Unidos y detalles de algunas misiones.
Documentos judiciales establecen que López recibió dos montos: 400 dólares para cubrir gastos y 10.000 dólares para ayudar a Milanés a pagar a un contrabandista y escapar de Cuba.
Milanés recibió una sentencia de 16 años de prisión y López, de 13 años, luego de un breve juicio a puerta cerrada en La Habana, en octubre de 2017.
López está incluida en la lista de 48 norteamericanos que están cautivos o que fueron detenidos injustamente en otras naciones, pues no tuvo un juicio imparcial en el país extranjero donde fue arrestada.
Actualmente, la demanda está siendo evaluada por la Oficina del Enviado Presidencial Especial para Asuntos de Rehenes.
Ni el FBI ni representantes del Gobierno cubano en Estados Unidos han prestado declaraciones, ni siquiera cuando la prensa se los ha pedido deliberadamente.
El abogado de López ha presentado evidencias de que López ha perdido significativo peso debido a las pobres condiciones que sufre en la cárcel, mientras carga con insuficiencia renal y algunos otros problemas graves de salud.
Alina Miyares tiene 93 años de edad y es la que continúa luchando por la causa de su hija con mayor fuerza, e incluso viajaba a Cuba cada mes para ver y atender a su hija hasta que llegó la pandemia del coronavirus. Lamentablemente, ahora se halla desesperada porque ya no le quedan recursos a los que acudir.