El tradicional chorizo español se prepara para dar la vuelta al mundo en lata. Esto es lo que pretende Miguel Ángel Alvelo Céspedes, cubano de origen gallego, y fundador de la empresa que lleva su apellido: Conservas Alvelo. Desde una pequeña compañía de Baiona, en la provincia de Pontevedra, este emprendedor ha sentado las bases de una innovación que permitirá exportar nuestro tradicional chorizo a cualquier parte del globo, pero en lata y en aceite, para cumplir con la normativa fitosanitaria que se exige en las aduanas.
Miguel Ángel Alvelo Céspedes, impulsor del proyecto, llegó becado a España en 2001 gracias a ser descendiente de gallegos y tras una visita del expresidente de la Xunta a Cuba. Su primer destino, sin embargo, no fue Galicia, sino Lanzarote, desde donde se trasladó a Madrid y entró en contacto con el mundo empresarial.
Innovación
La iniciativa que pone en marcha ahora desde Galicia con Conservas Alvelo supone una innovación hasta ahora nunca vista en España. Es un proyecto cargado de homenajes e historias personales, con el que pretende colocar en el mercado chorizos de primera calidad al estilo casero, ahumados en aceite, en conserva y con una presentación de lujo para distribuirlos por Europa y América Latina. El origen de Conservas Alvelo se remonta, no obstante, a los años 50 del siglo XX. En aquel entonces, la bisabuela de Alvelo, emigrante española en Cuba, regentaba un colmado en Camagüey donde se vendían productos españoles, incluyendo latas de chorizo.
Estas y otras muchas otras anécdotas contadas por su padre influyeron en la decisión de embarcarse en el proyecto. «Recuerdo cómo mi padre me contó la historia de unos lucenses que emigraron a Cuba y se hicieron ricos con los chorizos enlatados en manteca que producían», asegura, insistiendo en que en Cuba existe un gran aprecio por el chorizo de origen español, más incluso que por el jamón ibérico.
«Siempre que viajaba a Cuba me quitaban el chorizo que llevaba encima, no duraba nada», relata. «Al contarle a mi padre que más de una vez llegaron a pararme en aduanas por el tipo de embalaje del chorizo que llevaba encima, comentarme que esto se debía a problemas fitosanitarios y que si este viniera en conserva no habría ningún problema, se le ocurrió la brillante idea de fabricar una lata de chorizo, y que este fuera en aceite».
No fue hasta hace dos años, tras el fallecimiento de este, cuando comenzó a investigar con el fin de llevar a cabo lo que tantas veces le había propuesto. Alvelo fue visitando las principales cadenas de supermercados -El Corte Inglés, Mercadona y Carrefour, entre otros- llegando a la conclusión de que en ninguna de estas existía un producto con las características que este buscaba aportarle.
Por tratarse de un alimento que va principalmente dirigido a la exportación, comenta que «se ha optado por el envasado en aceite, con el fin de que este producto lo puedan utilizar también en Cuba, ya que no es fácil encontrarlo en la mayoría de países caribeños». Con dos tipos de formato de lata, de 500 gramos y 1.000 gramos, explica que «la lata es mejor para la conservación y el transporte y cumple con las normativas fitosanitarias que exigen las aduanas». Además, asegura un largo periodo de caducidad, de hasta cuatro años para la consumición del producto en perfectas condiciones. Asimismo, el diseño y el marketing que hay detrás del enlatado de los chorizos gallegos cuenta también con esencia cubana.
Edición de lujo
Conservas Alvelo pretende lanzarse al mercado incluso con una edición de lujo, que consta de una maleta de madera que contiene los dos tipos de formato de lata elegidos para llevar al mercado, «con el fin de que se reutilice y pueda acompañar al consumidor a cualquier lado», siendo también un guiño tanto a su abuelo como a la inmigración que se dio en el norte de España.
Conservas Alvelo pretende lanzarse al mercado incluso con una edición de lujo, que consta de una maleta de madera que contiene los dos tipos de formato de lata elegidos para llevar al mercado, «con el fin de que se reutilice y pueda acompañar al consumidor a cualquier lado», siendo también un guiño tanto a su abuelo como a la inmigración que se dio en el norte de España.
El público al que va dirigido el producto es muy amplio, aunque Alvelo insiste en que «está diseñado para personas que sientan pasión por el chorizo y tengan un buen paladar, siendo capaces de valorar la calidad del producto». Menciona, además, que a futuro pretende llegar más allá del mercado nacional, citando diferentes formas de distribución, como agencias de viaje especializadas en viajes a Cuba y otros lugares de Iberoamérica, empresas de logística y de transporte, distribuidores de alimentación: pequeños exportadores e importadores, compañías aéreas, así como tiendas Duty Free en variedad de aeropuertos.
De su iniciativa empresarial dice sentirse muy orgulloso porque, «por primera vez, un cubano lanza al mercado una conserva tradicional gallega».