La receta de hoy es una muy antigua, favorita de nuestras abuelas porque dicho es sus propias palabras: son tremendo alimento!. Aunque muchos piensan que son muy grasientas, la realidad es que su consistencia está dada por los cartílagos y el pellejo, por eso parece grasosa pero en realidad es más gelatinosa.
Su caldo es divino para dar sabor a potajes y guisos. Mi profesor de cocina decía que el mejor condimento para un caldo cualquiera es el cerdo, podías no tener más nada que echarle pero con solo carne de cerdo y sal te saldría un caldo de 10.
Esta receta ya se cocinaba durante el siglo XV en algunas partes de Europa. En la antigüedad, se preparaban en un gran caldero en forma de guiso. Probablemente no se utilizaban demasiadas especias y complementos para el sabor. Pero aún así, Luis XVI, el monarca de Francia, luego de escapar fue descubierto precisamente por pararse a comer un poco de esta exquisitez francesa, ya que eran su platillo favorito.
También es un alimento típico de la cocina catalana, caracterizada por su variedad y mezcla de sabores. Son precisamente Francia y España países unidos por sus familias reales y también por este tipo de recetas.
Por supuesto la receta llegó a Latinoamérica, fueron las abuelas de nuestras abuelas fieles defensoras de las propiedades alimenticias de esta preparación. Es uno de los cortes más magros de esta carne. Tienen un contenido considerable de vitamina B1, A, hierro, potasio y sodio. Todas esas sustancias ayudan al organismo en los procesos metabólicos. Este es un buen alimento para embarazas, convalecientes y adultos mayores, pero debe comerse con moderación, ya que no deja de ser un alimento graso. En lo particular se que hay muchas personas que no les gusta, pero deberían darle una oportunidad. Y como mi cuñada me mando las patas del cerdito que estaba criando, puse manos a la obra y elaboré está receta que espero que les guste y como siempre sepan está echa desde el corazón.
Paticas de cerdo salseadas con papas
Paso 1 – Los ingredientes: 3 patas de cerdo (que hice trampas y ya había ablandado), dos tazas de caldo de las patas, 8 papas medianas, media taza de salsa de tomate casera, yo tenía preparado una mezcla de ajo, ají y cebolla de la cual use dos cucharadas, pero si no es así, serían 4 dientes de ajo, 3 ajíes cachucha, dos cebollas chiquitas y cebollino para decorar. Comino, orégano y curry o las especias que desees. Sal y pimienta al gusto. Dos tomates maduros troceados y un pimiento verde asado.
Paso 2 – Lo primero fue como ya dije ablandar las patas, el caldo lo reserve para hacer potajes por qué era bastante caldo y estaba concentrado. Deshuesa con calma las paticas, luego córtalas en cuadritos. Así vistas no se ven muy apetitosas, hay que reconocerlo.
Paso 3 – En una olla de presión poner las dos cucharadas de sazón, o dos cucharadas de aceite y los sazones picados fino. Sofríe todo por 5 minutos. Lava y pela las papas y luego córtalas en cubos.
Paso 4 – Cocina por 3 minutos más y echa las papas. Continúa sofriendo y revuélvalas para integrar los sabores. Agrega las patas y continua revolviendo.
Paso 5 – Agrega ahora el tomate, el caldo, la sal y los condimentos. Si tienes tomate natural trocea un par y también adiciónalo al guiso. Este paso es opcional.
Paso 6 – Y para más sabor y color le eche también un pimiento asado. Tapa la olla y deja cocinar por 10 minutos a presión. Pasado este tiempo con cuidado destapa la olla y si aún tiene mucho caldo deja secar un poco más. Ya ahora sí se ven más ricas.
Y whala! Unos minutos después estará listo el plato. Lo puedes acompañar con arroz blanco y una ensalada de lechuga y tomate que al ser tan fresca contrarrestara la grasa de la preparación. Yo me las voy a comer con pan que es como más me gustan.