La Canchánchara ha perdurado a través de los años gracias a la tradición oral. Muchas personas afirman que esta bebida es originaria de Trinidad, en la actual provincia de Sancti Spíritus, no obstante, otras aseveran que el tonificante trago nació en la región más oriental del país durante las guerras independentistas contra España y que a su vez era tomada en una jícara.
Por aquel entonces, refieren diversos investigadores y periodistas, se combinaban el aguardiente de caña, la miel de abejas y el zumo de limón – o cualquier otro cítrico – para calentar el pecho, soportar el frío y protegerse de las disímiles afecciones respiratorias propias de la vida en campaña. Ciertamente, tras varios siglos de su creación, nadie sabe con seguridad quién le puso ese nombre a la bebida, la cual se constituye en un cubanismo y no figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Los cuenteros orales divulgaron de generación en generación el conocimiento de los ingredientes y el modo de preparación de esta bebida. En la actualidad quienes preparan la Canchánchara le añaden hielo para enfriar el tonificante preparado, el cual ha devenido en una de las tradiciones que perduran en Trinidad en la esfera de la coctelería. Cabe destacar que fue en esta misma ciudad donde en 1980 se rescató la histórica bebida. Gracias a la labor de los especialistas del Museo de Arquitectura se restauró una casa ubicada en la calle Real del Jigüe y se diseñaron las vasijas de barro para ofrecer la Canchánchara.
El texto “La Trinidad embrujo del Nuevo Mundo” afirma que la emblemática edificación data de 1736 y en ella se unen armónicamente varios estilos constructivos. Además de la gustada bebida a la cual debe su nombre, en la casa de La Canchánchara se ofertan guarapo – jugo natural de la caña – y agua de coco. Así también se pueden encontrar otros artículos, tales como postales, libros, artesanías y se puede disfrutar de la música de las mejores agrupaciones locales.
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