Hace solo unas horas el Primer Ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz, anunciaba que el sector cuentapropista en la isla viviría en los próximos meses una apertura «sin precedentes», permitiéndoles abrir negocios de nuevo tipo y pequeñas y medianas empresas, algo que se viene prometiendo desde hace varios años.
Sin embargo, las palabras de Raúl Castro ayer durante el anunció de su renuncia al cargo de Primer Secretario del Partido Comunista echan totalmente por tierra las afirmaciones del Premier cubano, pues el octogenario General dejó claro que los negocios privados tendrán «límites que no podrán rebasar».
«Hay límites que no podemos rebasar porque llevaría a la destrucción del socialismo», aseguró, para luego advertir que «el Estado mantendrá el dominio de los medios fundamentales de producción» y por tanto el monopolio de los sectores clave de la economía, así como de las importaciones y las redes de comercio.
Aunque Raúl dijo que se flexibilizarán las formas de gestión no estatal, todo indica que las cosas no irán más allá de los habituales negocios privados como restaurantes, casas de renta o peluquerías, entre otros.
En febrero pasado esas ocupaciones se ampliaron con la eliminación de la restrictiva lista que establecía las 127 actividades permitidas y su sustitución por otra que recoge 124 prohibidas -estas últimas en sectores estratégicos para el Estado como la salud, telecomunicaciones, energía, defensa y prensa-.
Las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) llegaron para quedarse…
También remarcó que la Tarea Ordenamiento seguirá adelante y el plan de choque de abrir tiendas en MLC en todo el país, en busca de divisa fresca para las depauperadas arcas estatales, no se detendrá.
A pesar del descontento de una parte de la población por la dolarización de los principales mercados, Raúl confirmó que las ventas de productos en dólares «continuarán indefinidamente hasta que se recupere la economía y se garantice la convertibilidad de la moneda cubana», hoy devaluada casi a la mitad en el mercado negro y sin valor en el exterior.
Según aseguró el General de Ejército, las reformas reformas económicas se trazaron «con la participación de especialistas, economistas, académicos y la experiencia de China y Vietnam», aunque «salvando las diferencias», matizó, con ambos países asiáticos.
¿Socialismo próspero?
Y es que Raúl Castro aún confía, después de más de 60 años, que Cuba puede tener una oportunidad de «alcanzar un socialismo próspero y sostenible».
Su intervención en el VIII Congreso llega en un momento marcado por la difícil situación económica de los cubanos, que sufren la escasez de todo tipo de productos -desde alimentos y aseo hasta medicinas, electrodomésticos y vehículos- y hacen largas colas frente a los comercios cuando hay algo disponible.
«No podemos gastar más de lo que generamos en ingresos», advirtió Raúl, que por otro lado agradeció la comprensión mostrada por los acreedores -entre los que se encuentra el Club de París- a la hora de reestructurar las deudas de Cuba.