Como se esperaba, y se había anunciado hace cinco años, Raúl se ha despedido hoy de la cúpula de poder en Cuba, dejando atrás de esta forma seis décadas de dinastía del apellido Castro al frente de los cargos más importantes dentro de la cúpula dirigente.
En el marco del VIII Congreso del Partido Comunista, conclave que en esta ocasión se celebra a puerta cerrada, sin acceso a la prensa extranjera y sin transmisión televisiva en directo, Raúl entregó su puesto como primer secretario de la única organización política permitida en el país desde el triunfo de la Revolución, en el año 1959.
El ex mandatario aseguró que tiene la «satisfacción de retirarse» como jefe del poderoso Partido Comunista y entregar el cargo a un grupo de dirigentes «llenos de pasión y espíritu antimperialista y sabedores de que representan la continuidad de la Revolución», dijo la estatal Agencia Cubana de Noticias.
«En lo que a mí se refiere concluye mi tarea como primer secretario al Comité Central del PCC con la satisfacción de haber cumplido y la confianza en el futuro de la patria», anunció Raúl hace solo minutos.
«Creo fervientemente en la fuerza y el valor del ejemplo y la comprensión de mis compatriotas, y mientras viva estaré listo con el pie en el estribo para defender a la Patria, la Revolución y el socialismo», agregó, en el discurso de apertura del VIII Congreso de los comunistas cubanos.
«Tomo esta decisión con la meditada convicción de no aceptar propuesta para mantenerme en los órganos superiores de la organización partidista en cuyas filas continuaré militando como un combatiente revolucionario», concluyó.
Su salida se hará efectiva el lunes, al cierre del congreso y cuando se elija al nuevo Primer Secretario del PCC y el resto de los miembros del nuevo Comité Central de la organización.
Raúl Castro, quien cumplirá el próximo mes de junio 90 años, recibió de las manos de su hermano Fidel, en el 2016, la batuta del PCC, solo unos meses antes de su muerte. En aquel momento el menor de los Castro indicó que este congreso sería «el último de la generación histórica», calificó como «estratégico» el reemplazo generacional y estableció límites de edad para su más alta dirección.
Las nuevas reglas fijan en 60 años la edad máxima para ingresar en el Comité Central del PCC y establecen un límite de 70 para desempeñar puestos de dirección en la organización.
Con el retiro de Raúl Castro se pasa una página histórica en la isla. La mayoría de sus habitantes no conocieron a otra familia dirigente que no fuera la del apellido Castro.
La salida de Raúl es un acontecimiento histórico, pues marca el fin de una dinastía que ha durado más de 50 años, pero esto no significa necesariamente que vaya a haber un cambio brusco en el estilo de dirigir el país durante más de seis décadas por el Partido Comunista.