La mayoría de los residentes del campamento de migrantes instalado en la ciudad fronteriza mexicana de Matamoros recibieron finalmente respuesta a su solicitud de asilo en Estados Unidos y lograron ingresar al territorio, por lo que el centro será clausurado por completo en los próximos días.
Este sitio albergó a cientos y hasta miles de migrantes cubanos, centroamericanos y mexicanos por más de 2 años.
El director de la Casa del Migrante, Juan Sierra Vargas, señaló que un mínimo de 50 habitantes de este campamento fracasaron en la tarea de cruzar la frontera y que a estos se les dará cobijo. Estos continúan varados hasta completar el proceso de apelación de la solicitud.
El Protocolo de Protección al Migrante (PPM), suspendido mediante una orden ejecutiva emitida por el presidente Joe Biden, permitió a Estados Unidos recibir a indocumentados que fueron devueltos a México.
La nueva administración estadounidense anunció que recibirá a 25.000 de estos 70.000 indocumentados.
Pasos fronterizos fueron habilitados por las autoridades pertinentes para este fin, siempre cumpliendo rigurosamente con las medidas preventivas contra el virus de la COVID-19.
Los seleccionados para cruzar se deben presentar a un centro de preparación, donde se les realizarán las pruebas necesarias para el diagnóstico de la enfermedad.
Los que den positivos cumplirán una cuarentena en México y se les reprogramará una nueva fecha para la transacción.
Los migrantes cubanos varados en Matamoros serán priorizados en comparación con otros que residen en otras ciudades fronterizas.
Telemundo reportó ayer el caso de un matrimonio de abuelos cubanos que logró cruzar para vivir con sus hijos en Las Vegas, luego de casi 2 años de residencia en México.
Human Rights Watch (HRW) ha divulgado que migrantes asociados al PPM han sido víctimas de extorsiones, secuestros y falta de acceso a servicios básicos. Estas personas han admitido haber sentido terror por denunciar los abusos de las autoridades mexicanas y delitos del crimen organizado contra ellos.