Da igual si recibes euros o dólares de tus parientes en el exterior. Si eres un trabajador que gana 1000 pesos cubanos al mes o si laboras de sol a sol en un restaurante privado. En Cuba, el 80% (e incluso hasta más) de los ingresos se van en garantizar un par de comidas calientes al día
Existe una marcada diferencia entre quienes reciben remesas del exterior y los que no. Aquellos privilegiados pueden comer muchas más veces alimentos como pollo, carne de cerdo, viandas y hortalizas. Además, los fines de semana es muy común que puedan cenar carne de res, pescado de calidad y cualquier tipo de mariscos.
Sus hijos toman leche varias veces al día. Y mientras se disparan la novela brasileña, pueden comerse unas galleticas o tomar jugos de frutas naturales. Muchos de los que han sacado hace poco tiempo su licencia como cuentapropistas quizás no estén tan amplios a la hora de escoger el menú, pero el pollo y la carne de cerdo no faltan en su mesa ni en los tiempos actuales con la crisis sanitaria debido al brote de coronavirus.
Por su parte, los que trabajan 40 horas a la semana en una empresa estatal son quienes peor se la ven. Si no pueden sustraer algunos artículos de valor en su empresa y viven netamente de su salario, entonces solo pueden aspirar a una sola comida al día, desayunar café mezclado con chícharos y comerse un solo pan.
De cualquier manera, unos y otros gastan el 80% del dinero para comer. Y hacer milagros. Pregúntele a Nora, jubilada, las recetas que inventa para alimentar a un nieto con Síndrome de Down y a su esposo retirado.
“En mi casa entran 450 pesos por las pensiones mía y de mi esposo, y mi hija me da 100 pesos todos los meses. Con ese dinero tengo que hacer mil y un inventos para poder comer durante todo el mes”, cuenta Nora.
Según cuenta Nora, en este verano el abastecimiento de unos pocos alimentos en los mercados agropecuarios se ha mantenido bastante estable, pero debido a la pandemia todos los precios se han incrementado notablemente. Los frijoles, ya sean negros o colorados, han desaparecido, igual que las judías o los garbanzos. “Los precios son los que no bajan”, dice con una media sonrisa.
Para que una familia cubana compuesta por cuatro adultos y dos niños pueda alimentarse bien, necesita entre 150 y 200 pesos convertibles, cantidad que en moneda nacional equivale a 3,600 o 4,800 pesos cubanos, el salario de diez meses de muchos trabajadores.
Con esa cantidad, es posible desayunar todos los días, hacer dos comidas calientes, mandarles merienda a los niños a la escuela, preparar jugos con frutas frescas e incluso hacer postres los fines de semana.
Todo ese sería posible si los cuatro adultos tuviesen altos salario y si además mensualmente recibieran no menos de 100 a 150 dólares de parientes en el exterior. O trabajadores por cuenta propia que puedan dedicar la mayor parte de sus entradas a la comida.
Para muchos consumidores, los productos que se venden en las carnicerías estatales no tiene el mismo sabor que los que venden los particulares. Estos últimos, suelen venderla más fresca y mantienen el surtido, aunque sus precios son más elevados.
Sobraría decir que en las tiendas en MLC si aparecen todo tipo de carnes como pollo, cerdo, carnero, pavo, vísceras, ahumados, pescados, mariscos y productos lácteos y hasta una pierna de jamón ibérico en 575 dólares. Sin embargo, la gran mayoría de los cubanos no tiene acceso a estos establecimientos.
Desde hace varias décadas que el Estados no distribuye carne de res a la población. Es por ello que actualmente es quizás el alimento más demandando en el mercado negro. En tiempos normales (sin tener en cuenta los precios de infarto de los alimentos por estos días de coronavirus) se vende la libra a 2.50 CUC, y a 1.50 si es picadillo (carne molida). Eso sí, hay que tener cuidado a quien se le compra, pues se han dado varios casos de brucelosis o contaminación alimentaria.