El presidente estadounidense, Donald Trump, dejó el miércoles la Casa Blanca horas antes del final de su mandato y viajó hacia su nueva residencia en Florida, sin asistir a la investidura de Joe Biden, que asumirá a mediodía como el 46º presidente de la historia de su país.
Tras dejar la Casa Blanca, Trump fue despedido en una ceremonia militar en la base Andrew, en las afueras de Washington. Allí le deseó “mucha suerte y mucho éxito” al nuevo gobierno, sin nombrar a Biden. Antes de partir hacia Florida, alentó a sus seguidores afirmando: “volveremos de alguna forma”.
Biden asume el mando con el objetivo de unir a un país dividido y en crisis. Una situación que queda reflejada en el traspaso del mando, marcado por la seguridad extrema tras el asalto al Capitolio y por la ausencia de Trump, que rompió con una tradición de 150 años de antigüedad.
El despegue del último viaje de Trump en el avión presidencial coincidió con el inicio de una misa que congregó a Biden y a los líderes del Congreso antes del traspaso del mando.
Trump se va sin mirar a la cara a su sucesor ni pronunciar públicamente su nombre o siquiera asistir a su investidura para honrar la transferencia pacífica del poder, algo que no sucedía desde 1869. Sí que cumplió, no obstante, la tradición de dejar una carta al próximo inquilino de la Casa Blanca.
El republicano aprovechó sus últimas palabras como presidente para ensalzar los logros de su mandato y acordarse de las víctimas de una pandemia que acabó hundiendo su presidencia. Sonaba el ‘My way’ de Sinatra a modo de despedida, el epílogo de una presidencia construida sobre un narcisismo patológico que ha dejado al país completamente fracturado.
Aunque Trump ha eludido otorgarse un perdón preventivo para sí mismo o sus hijos adultos, una posibilidad que ha estudiado y de la que le disuadieron asesores legales con el argumento de que podría interpretarse como una admisión de culpa, sí ha firmado indultos significativos.
A sus 78 años, Biden es el mandatario que llega con más edad a la Casa Blanca. Lo hace en el tercer intento, tras casi cuatro tres décadas en el Senado y ocho años en la Casa Blanca como vicepresidente de Barack Obama.
Este miércoles su gobierno va a anunciar 17 decretos para revertir varias de las políticas que fueron enseña del gobierno de Trump: desde la construcción de un muro en la frontera de México hasta sus ataques al multilateralismo plasmados en su salida del Acuerdo de París para el clima y su decisión de dejar la Organización Mundial de la Salud (OMS) en medio de una pandemia.
Para limitar la propagación del virus, el presidente va a firmar un decreto para que sea obligatorio el uso de mascarillas en los edificios federales y para los empleados del gobierno central.