Mario Balmaseda es sin dudas uno de los actores cubanos más queridos en la isla y hoy está cumpliendo 80 años de edad. Aunque retirado ya de la escena por problemas de salud, muchas generaciones de cubanos aún recuerdan algunos de los personajes que nos regaló en más de cinco décadas de carrera.
Balmaseda es habanero de pura cepa, aunque hay quienes creen que nació en el interior de Cuba. Sus primeros contactos con el arte fueron dentro del Teatro Martí y con el reconocido circo cubano Santos y Artigas, donde su madre era declamadora. No es de esos cubanos que decimos que nació en una cuna humilde, pues su familia pertenecía a la mediana burguesía negra en la isla.
Graduado de una academia militar, estudió luego construcción en la escuela de Artes y Oficios de La Habana, pero terminó trabajando en el famoso Cabaret Montmartre hasta 1959.
Mario Balmaseda y su carrera ligada a la Revolución
Tras el triunfo de la Revolución, toda su familia abandonó el país y se quedó solo en Cuba. Desde entonces sus vinculos con el régimen fueron muy estrechos y el nuevo gobierno lo envió de jefe de las milicias al municipio capitalino de Plaza de la Revolución. Allí entró en contacto con Raquel Revuelta, Mario Limonta, María Elena Molinet y Aurora Basnuevo, pues estaba al mando de todos estos actores.
A finales de los 60 comienza su vida artística como actor aficionado en la primera Brigada de Teatro Obrero-Campesino. Gracias a lo que aprendió, logró integrar el grupo de teatro Ocuje que, con la fuerza de su nombre, llevó a las tablas importantes puestas escénicas, como El alboroto, de Carlo Goldoni, y María Antonia, de Eugenio Hernández, una de las piezas más emblemáticas del teatro cubano de todos los tiempos. En este grupo compartió escena junto a grandes actores como Tito Junco, Omar Valdés, Miguel Benavides, Daysi Granados y Alfredo Ávila.
Trabajó durante algunos años como actor aficionado y posteriormente estudió dramaturgia en el Teatro Nacional de Cuba y en la República Democrática Alemana (RDA).
El cine y la televisión fueron sus ventanas a la fama
Con el tiempo comenzó a trabajar en la televisión y posteriormente en el cine, donde terminaría por consagrarse y convertirse en uno de los rostros de la actuación más conocidos por los cubanos.
En el cine desarrolló una intensa carrera, en la cual descuellan notables filmes como Los días del agua (una de sus películas favoritas, según ha afirmado), El hombre de Maisinicú, De cierta manera, La última cena, El brigadista, Se permuta, Baraguá, Entre ciclones, Roble de olor, Mañana, entre otros muchos.
Su trayectoria en la pequeña pantalla le ha legado al público que lo sigue inolvidables caracterizaciones en series como Aventuras de Juan Quin Quín, En silencio ha tenido que ser, Un bolero para Eduardo, y en telenovelas como Si me pudieras querer y Añorado encuentro, entre otras.
Poseedor de una obra con más de cinco décadas de prolífica existencia, Mario Balmaseda constituye hoy una leyenda vida de la actuación cubana.