Pese a los estragos que ha dejado la pandemia por el nuevo coronavirus COVID-19), migrantes cubanos como Agustín, Yuri, Zaira y Regina han logrado trazar en Ciudad Juárez otro rostro del éxodo internacional hacia Estados Unidos; el del emprendimiento.
Una negocio de comida, una peluquería y un taller de costura son los negocios que los cubanos han emprendido en esta frontera norte de México, donde actualmente están varados poco más de 2 mil nacidos en la mayor de las Antillas, repartidos entre albergues y casas de renta.
Yuri González llegó hace más de un año a Ciudad Juárez con su esposa, después de haber salir de Cuba por Brasil e ir escalando entre distintos países de sudamérica hasta llegar a esta frontera, a donde fueron retornados por el gobierno de Donald Trump para que esperen aquí su proceso de asilo político ante la Corte de Inmigración de El Paso.
En Cuba él trabajaba como peluquero, por lo que al saber que pasaría meses aquí decidió emprender su propio negocio en el centro de la ciudad, donde trabajan cuatro isleños más.
Aunque en esta frontera ha encontrado una buena oportunidad de trabajo, Yuri se imagina en Miami con su propio negocio. Mientras tanto decenas de juarenses acuden todos los días hasta barber shop ubicada sobre la calle Rafael Velarde, donde al fondo colocó una bandera de Estados Unidos y en el techo la bandera de su país.
Allí también se encuentran Yuri y 10 cubanos más que formaron un taller de costura dentro del albergue El Buen Samaritano, de la iglesia metodista de México, donde desde hace más de seis meses aprendieron a hacer bolsas, cubrebocas, pijamas, sobrecamas, sabanas, almohadas, guantes, bufandas y otros artículos para vender sobre pedido, mientras esperan sus audiencias ante la Corte de Inmigración de El Paso.
Regina, de 27 años, llegó embarazada a Ciudad Juárez el 28 de enero de 2019, junto a su esposo y a su hijo de nueve años, desde La Habana, con la ilusión de lograr el asilo político en Estados Unidos, de donde fueron retornados bajo el programa “Quédate en México”.
En junio, ingresaron al Hotel Filtro para migrantes, con el fin de pasar la cuarentena, pero al hacerles la prueba los tres dieron positivo a Covid-19, por lo que permanecieron ahí hasta que lograron vencer el virus, junto a su segundo hijo de días de nacido era monitoreado por el equipo médico de doctores cubanos que coordina la doctora Leticia Chavarría.
Acostada en una cama junto a su bebé, Regina fue atendida por los doctores cubanos, también migrantes, mientras permanecía aislada con su hijo y su esposo, y luego tras lograr vencer el virus fueron trasladados al albergue El Buen Samaritano, debido a que ahí había otras familias brasileñas.
Según datos oficiales, aproximadamente el 70 por ciento de cerca de 20 mil migrantes que se registraron en Ciudad Juárez para cruzar a Estados Unidos y solicitar el asilo a Estados Unidos de octubre de 2018 a marzo de 2020 fueron originarios de Cuba, por lo que miles de ellos viven actualmente en esta frontera.
Agustín Duvergel, de 49 años de edad es originario de La Habana, y aunque él cruzó la frontera en junio de 2019 por Reynosa, Tamaulipas, luego de estar detenido 30 días en el vecino país, en julio fue retornado a México por Ciudad Juárez, bajo los MPP.
Y aunque su idea era llegar Estados Unidos, el mulato llegó haciendo “El Escandalo” a Ciudad Juárez, nombre con el que bautizó su negocio de frituras de maíz, el cual ha expandido ya a la venta de tortas de lechón, licuados y pollo con papás, danto también trabajo a otros isleños.
Agustín tuvo su primera cita ante la Corte de El Paso en septiembre del año pasado, en la cual el juez únicamente le pidió su nombre y le dio una nueva cita para diciembre pasado, pero él decidió renunciar al sueño americano para hacer su vida en esta frontera, donde se ha ganado la admiración de sus habitantes.
La idea de abrir “El Escándalo” en Juárez nació porque él vive en el Centro de la ciudad y todos los días se sentaba bajo el sol en el cruce de las calles Ugarte y Noche Triste, frente a la tienda Coppel, en donde veía a la gente pasar comiendo elotes, y decidió hacer aquí sus frituras de maíz, las cuales aquí llama frituras de elote.
Agustín es licenciado en Cultura Física, y en Cuba trabajaba dando clases de baile y vendiendo frituras de maíz, por lo que decidió emprender en esta frontera.
“Yo fui con el Gobierno y les dije que quería abrir un negocio y me dijeron que lo hiciera y luego me pusieron aquí, yo no quiero el lugar de ningún juarense, aquí estoy”, aseguró.
Él mismo diseñó y mandó a hacer un carro de comida en el mercado Los Herrajeros, el cual decoró con banderas de Cuba, para vender las frituras de elote en forma de nuggets y que sirve sobre una hoja de elote, con queso y salsa al estilo cubano, además de tamales cubanos.
A finales de septiembre del año pasado inauguró “El Escandalo”, el primer día regaló mil frituras para que los juarenses las probaran, y desde entonces todos los días de 9:00 de la mañana a 7:00 de la tarde invita a los fronterizos a comer una gratis para que los conozcan y puedan comprarle una orden.
Para diciembre del año pasado, a apenas tres meses de haber emprendido, el isleño ya contaba con una segunda sucursal del negocio que los juarenses bautizaron como “elotes cubanos”, con el cual generaba ya cuatro empleos.
En febrero de 2020, Agustín ya tenía tres puntos de venta y ya generaba 12 empleos en la ciudad, todos a migrantes cubanos, quienes hacían todos los días una fiesta ofreciendo sus alimentos a los juarenses, a los cuales incorporaron los batidos (licuados) de guanábana y fruta-bomba (papaya), además de las tortas de lechón, un platillo típico de cuba.
Con la esperanza de lograr la residencia permanente en México, Agustín pidió el apoyo de las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) y esperaba abrir una academia de salsa en la ciudad durante 2020; sin embargo, en marzo llegó la pandemia y las autoridades le impidieron seguir trabajando.
“Fue difícil, estuvimos casi nueve meses cerrados, se nos acabaron los ahorros, pero nos ayudaron. Nos daba la gente de la iglesia ayuda, nos repartían despensa, estuvimos en casa –sin trabajo y protegiéndose del virus-, hasta ahora que comenzamos a trabajar”, narró.
En medio de la pandemia y ante la desesperación por el cierre de la frontera de Estados Unidos, algunos de sus compañeros decidieron cruzar al vecino país de manera ilegal, mientras que otros optaron por regresar a Cuba.
Pero él está convencido de quedarse en México, por lo que ante el cambio de semáforo epidemiológico a color naranja, hace unos días volvió a abrir su negocio en el corazón de Juárez.
Emocionado porque asegura que ya comenzó su proceso de regularización en México ante el INM, al cubano le pidió a los fronterizos que visiten “El Escandalo”, donde les regalará la primera fritura de maíz.
“Le digo al pueblo de Juárez completo que vengan aquí. Pasen por acá y que les damos la probada, la primera fritura de elote, estamos acá vendiendo otra vez el elotico cubano, el pollo con papitas, los tamales, tortas de puerco asado y los licuados. Los mexicanos vienen a comprarnos y vienen también los cubanos”, señaló.
“Juárez nos ha acogido bien, nos ha dado oportunidades, estamos trabajando. A todos nos ha dado oportunidad para trabajar, algunos tienen residencia ya, yo estoy en eso también, y salimos de un sueño americano, pero aquí le damos y tenemos ya negocito”, dijo emocionado.