Paula Padrón, una madre cubana que no ha tenido noticias de su hija Yadira desde que esta desapareció hace cuatro años en el intento de llegar a Estados Unidos en busca de asilo, comenzó una campaña en redes sociales que expanda el proceso de búsqueda.
“Mi corazón de madre me dice que sigue viva y, con toda la fe del mundo, sigo mi búsqueda”, comenta con profundo pesar Paula en la página Buscando a Yadira, en la red social Facebook.
El plan de Yadira consistía en su salida de la isla, lo que sucedió el 11 de mayo de 2016, con rumbo a Guyana para luego trasladarse hacia Santa Lucía y, más tarde, ir a bordo de un crucero hasta San Tomás, una isla bajo jurisdicción norteamericana, con la idea de hacer una petición de protección diplomática.
“Desafortunadamente las cosas no fueron así, de Santa Lucía tomaron un velero, no un crucero, pero por las condiciones de este barco, tuvieron que quedarse en San Martín”, explica la madre.
Y fue dos semanas después de haber alcanzado San Martín que Yadira, incluida en un grupo de cubanos migrantes, se enroló en una lancha que iba en dirección a San Tomás, mas no llegó al destino.
El bote quedó a la deriva y los tripulantes tuvieron que nadar con chalecos salvavidas, de acuerdo al testimonio de los guías de la embarcación y dos cubanos, los que fueron rescatados por un catamarán familiar.
“Todos se pusieron chalecos y se amarraron con una cuerda negra para evitar perderse, llevaban una boya, uno de ellos tenía conocimientos de mar puesto que era buzo”, continúa Padrón describiendo la travesía.
La colaboración de autoridades marítimas de Estados Unidos, Puerto Rico, Islas Británicas y Venezuela, se puso en marcha un plan de búsqueda y rescate que continuaría por varios días. Hasta se sopesó la posibilidad de que algún barco los hubiera recogido, pero no existieron avisos oficiales al respecto.
Padrón explica sobre el intento de rescate: “Esperábamos lo peor, noticia que nunca llegó, en esa búsqueda no encontraron nada de ellos, cesaron en el mar y comenzaron a buscar por las islas desérticas, tampoco encontraron nada”.
“Hasta el día de hoy no hemos sabido nada, ni una cosa ni la otra. Pero yo, como madre y al no recibir ningún indicio a pesar de todas las búsquedas tengo la esperanza y la fe de que estén en algún lugar de este mundo”, concluye Paula, sin perder la confianza en la espera.