Autoridades cubanas acusaron a EEUU de incitar a llegar a su territorio a los cubanos varados en Surinam, los que van en caravana hasta la región estadounidense. Los migrantes cubanos desmintieron esos alegatos.
«En ningún momento el gobierno de EEUU nos ha alentado a abandonar nuestra patria», comentó Juan Norlis Alonso, uno de los 462 cubanos que integran ese grupo de migrantes (los que se encuentran varados en Nickerie, en el occidente de Surinam, en la frontera con Guyana). Continúa: «Somos nosotros que vemos y entendemos que en EEUU contamos con libertad de expresión, podemos expresar nuestros sentimientos sin censura».
Los cubanos se encuentran plantados, desde el día 30 de noviembre, en las instalaciones del muelle donde se origina la salida del Ferry que comunica al país suramericano con Guyana. Este servicio se encuentra inoperante desde hace meses por la pandemia del coronavirus.
El Ministerio de Exteriores de Cuba, en las últimas horas, culpó al gobierno norteamericano de que estos cubanos quieran emigrar ilegalmente a su país. La nota de la cancillería anuncia que Cuba está dispuesta a recibirlos si desean regresar.
Roxana, también integrante del grupo, comentó: «No vamos a regresar a Cuba, nuestros hijos serían mirados mal en la escuela por ser integrantes de una caravana». Luego continúo: «Que nos dejen pasar porque todo cubano tiene deseos de ser libre, aquí (en Surinam) no lo vamos a ser, y en Cuba mucho menos».
Sus organizadores explican que se espera superar las 2 mil personas para el final de la travesía irregular planteada, cuando crucen la frontera de México con Estados Unidos, pues otros isleños pretenden sumarse cuando la caravana transite por cada uno de los 10 países del trayecto.
El grupo varado en Nickerie está compuesto por 258 hombres, 193 mujeres, 4 embarazadas y 11 menores de edad (para un total de 462 personas), de acuerdo con el último censo conocido.
Muchos de ellos, como Carlos Ramos, su esposa e hijo menor, llegaron a Surinam con la firme esperanza de que dispusieran de la ansiada libertad y fue todo lo contrario. En el país suramericano, asegura Ramos, han sido tratados igual de mal o peor que en Cuba. Establece entonces: «Por eso, para que mi hijo sea lo que no he podido ser yo, que no sufra lo que tenido que sufrir yo. Por eso le pedimos al gobierno de Surinam que nos deje pasar. Ya tomamos una decisión y no la vamos a cambiar».
La comunidad LGTBI se encuentra también representada en el grupo. Leonel Rodríguez cuenta que en Surinam también ha sido discriminado por su condición sexual. «No tengo miedo», dice. «Pasé dos años en el Servicio Militar Activo, estoy preparado hasta para la guerra», asegura. «Estoy dispuesto a perder la vida con tal de no regresar a Cuba», respondió sobre la tan temida deportación.