Parece ahora estar estancada la promesa de un diálogo entre el gobierno cubano y los artistas que piden más libertad de expresión, luego de que las autoridades endurecieran el tono y denunciaran un complot fabricado por Estados Unidos.
No se ha fijado hasta ahora un comienzo de las discusiones previstas para esta semana entre el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, y representantes de los artistas. Uno de los principales acuerdos alcanzados durante la noche de viernes a sábado en el coloquio ocurrido entre autoridades del Ministerio de Cultura y algunos de los principales protestantes de una movilización espontánea e inusual (por unos 300 artistas durante alrededor de 15 horas) frente a la sede de esa entidad, fue la apuesta por el diálogo.
La reunión constituyó un hecho extremadamente raro porque el Ministerio acordó recibir a una representación de 30 manifestantes, cuando en Cuba el derecho a manifestarse sólo se otorga excepcionalmente.
Sus demandas incluyeron libertad de creación y expresión, derecho a disentir y el fin de la represión y el acoso contra los artistas independientes.
El cineasta de 58 años Juan Pin Vilar, quien participó en la delegación para “ayudar a que esos muchachos puedan tener un futuro mejor”, alegó: “Eso fue un momento histórico (…) desde el mismo instante en que una institución como el Ministerio de Cultura de un país representado por un partido único (…) recibe a un grupo de jóvenes que disienten”.
El tono del gobierno cambió a partir del sábado. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba convocó al encargado de negocios estadounidense, Timothy Zuñiga-Brown, para acusarlo de “injerencia flagrante y provocadora”.
El domingo se organizó un mitin de varios cientos de jóvenes en defensa de la revolución socialista, con la presencia del presidente Miguel Díaz-Canel, vistiendo una camiseta con los colores de la bandera cubana. El mandatario alegó este constituye “el último intento” de la administración Trump para “derrocar la revolución cubana”. Advirtió entonces: “Si hay diálogo, se relacionará sólo con todo lo que sea con el socialismo”.
Importantes nombres de la cultura han tratado de intervenir (ya sea para apoyar o para mediar), como Jorge Perugorría, Leoni Torres, Cimafunk y el cineasta Fernando Pérez, quien, a pesar de que los medios y las redes sociales indiquen que está apoyando al movimiento protestante, ha dejado muy claro (sobre todo a allegados suyos y fuentes confiables) que estas afirmaciones sobre él no pueden estar más alejadas de la verdad y que su única intención radica en servir como intermediario y prevenir que se tomen medidas violentas por ambas partes.
En un país donde apenas hace dos años llegó la 3G, Internet ha jugado un papel clave, tanto para difundir lo que sucede a diario como para convocar a cientos de personas a unirse a causas (como es el caso de los artistas jóvenes que se sumaron a la protesta ante el Ministerio de Cultura).
Como muchos ya conocen por experimentarlo, muchas voces han denunciado extraños cortes que impiden el acceso a Facebook, Twitter, Whatsapp y Telegram, sobre todo durante el fin de semana (críticamente durante la noche del sábado – a partir de las 9, más o menos – y casi todo el domingo). Resulta muy fácil asociar este hecho con lo ocurrido durante este fin de semana, sobre todo porque estos no fueron los únicos incidentes ocurridos en esos días (en la noche del sábado y durante esa madrugada se regaron por redes avisos de varios actos vandálicos tanto en La Habana como en Matanzas – claro, los únicos que se enteraron fueron los que instalaron un VPN para poder acceder a sus redes sociales).
Para muchos, el cambio de tono oficial es “una estrategia que siempre ha usado la institución para decir que ellos sí dialogan y luego subvierten mediáticamente lo que pasó”.