Un grupúsculo de 18 jóvenes cubanos partido en la madrugada del 9 de noviembre desde Cárdenas, Matanzas, lleva desaparecido desde entonces. Por esos momentos, el huracán Eta se acercaba a Miami.
Partieron en un barco pesquero con abundante agua, enlatados y combustible para cruzar el mar que separa Cuba de Estados Unidos. Conocían que les tomaría (máximo) dos días llegar, calculando por el tipo de embarcación que utilizaron, pero no tuvieron en cuenta el clima. Los vecinos de la localidad alegan temer a represalias si hablan sobre el tema. Aunque son conscientes de que las posibilidades son escasas, los familiares aún tienen esperanzas de que los balseros aparezcan.
Algunos tripulantes identificados son Jhonni Mirabal Terra, Lázaro Raúl Mirabal León (su primo) y Pedro Francisco Alonso Nápoles. Sus familiares describieron a los jóvenes como hombres honestos a quienes la falta de oportunidades llevó al desespero y a embarcarse en un peligrosísimo viaje. A pesar de sus grandes riesgos, muchos cubanos en la actualidad se han decidido a optar por esta vía, dados los cientos de trayectorias victoriosas a lo largo del tiempo y los miles (incluso millones) de cubanos que han optado por esta opción en general. Se ha notado una nueva ola (¡qué ironía de la vida llamarle así, sobre todo cuando se trata de echarse en balsa al mar!) de partidas ilegales desde costas cubanas durante las últimas semanas (en esta última se han registrado al menos 5).
Todos en Cárdenas están consternados y sus allegados confían ciegamente en que los 18 emigrantes no han perecido a merced del mar. Ninguno de ellos supera los 30 años. Sus familiares mantienen la esperanza de que estén a la deriva, pero vivos.
El 29 de noviembre, a la familia de Jhonni Mirabal le llegó la información de que los 18 balseros estaban en una isla llamada Los Cocos, pero que les había sido imposible comunicarse. Sin embargo, en la zona no hay ninguna isla con ese nombre.
