Con rumbo fijado hacia las costas hondureñas, 14 migrantes viajaban a bordo de una embarcación de dimensiones reducidas, con acondicionamientos precarios y en circunstancias deplorables en cuanto a higiene.
El rescate de dicho bote se realizó en las costas de México, según un reporte por parte del Instituto Nacional de Migración (INM). Los tripulantes emprendieron la travesía hacinados y con poca agua potable. La detección del grupo, conformado por 3 mujeres y 11 hombres extranjeros, en las cercanías de Isla Mujeres fue informada por la Quinta Región de la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR), tras lo que se procedió a trasladar a sus integrantes hacia el puerto de la ciudad de Cancún.
La inspección rutinaria del bote constató restos de comida descompuesta, utensilios de cocina, y otras pertenencias más personales como bolsas llenas de vestimenta y teléfonos móviles.
Al haberse identificado como migrantes procedentes de la mayor de las Antillas, una vez asentados en el muelle, las autoridades, tanto mexicanas como estadounidenses, aseguraron que estos volverían a la Isla, pue las mismas se mantendrán firmes en la aplicación de las regulaciones migratorias, según la resolución vigente. Cabe recordar que hasta 2017, año en que el gobierno norteamericano derogó la política de Pies Secos, Pies Mojados, era posible arribar a tierra firme, sobre todo en la región de la Florida, gracias al trato preferencial que se le otorgaba a los cubanos.
Los pasajeros admitieron haber abandonado el litoral de algún punto de las Islas Caimán el pasado lunes, siguiendo un trayecto que les permitiría alcanzar territorio hondureño. Sin embargo, una avería en la maquinaria del bote impidió seguir fielmente el rumbo marcado, además de verse aquejados por ráfagas de viento y lluvias intensas que conllevó el trecho del Mar Caribe.
La migración de cubanos no se detiene, y el propósito de llegar a Estados Unidos se ve muchas veces dilatado mediante todo un viaje por Latinoamérica, que atraviesa tanto metropolis como lugares realmente peligrosos a dedo por la autopista y viajando en camiones de hielo, lo que resulta un trayecto, si no para los más intrépidos, por lo menos, no apto para cardíacos.