Son unos 2,5 millones de personas en una población de más de 328 millones pero políticamente pesan más. Son los cubanos de EE.UU., que en 2021 tendrán nueve congresistas y la mayoría de ellos puede actuar como «cortafuegos» si la futura Administración Biden trata de cambiar la política hacia Cuba.
John S. Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, habló con Efe de lo que puede pasar en las relaciones cubano-estadounidenses con Joe Biden en la Casa Blanca.
Su conclusión es que una vuelta a la situación anterior a la Presidencia de Donald Trump, es decir al deshielo de Barack Obama, no es algo que se vaya a hacer de un día para otro.
Aparte de que no es algo prioritario, en el Congreso, con las mayorías exiguas que va a haber en ambas cámaras (entre 2 % y 3 % entre el partido dominante y el otro, según Kavulich), será difícil sacar adelante cualquier legislación que cambie la relación comercial, económica y política con Cuba.
Además, los congresistas republicanos de origen cubano, que son siete de los nueve, pueden obstaculizar «de manera continuada o intermitente» cualquier intento en ese sentido.
NI APERTURA NI SOCIALISMO
La posibilidad de que se reactivara la normalización con Cuba fue una de las armas del presidente Donald Trump, además del supuesto socialismo de su rival, para restar votos a Biden entre los electores cubanos y de paso venezolanos.
Trump ganó en Florida con ayuda de esos grupos pero perdió en el cómputo nacional, así que su política de mano dura hacia Cuba y Venezuela está en riesgo de cambiar.
Biden señaló reiteradamente durante la campaña que la política de Trump no ha hecho que Cuba ni Venezuela estén más «cerca de la libertad y la democracia» que antes, pero el exilio cubano opina que es necesario mantenerla, porque solo con un «presión continuada» se podrá vencer a esos regímenes autoritarios, como dijo a Efe Orlando Gutiérrez, líder del Directorio Democrático Cubano.
A juicio de Kavulich, la Administración Biden va a seguir una política de centro derecha en las relaciones internacionales y se va a enfocar en los «derechos humanos», pero está por definir que se entiende por ese término y cuáles serán las prioridades.
Aunque Biden esté dispuesto a hacer cambios, Cuba no parece haberse movido un ápice en su negativa a hacer concesiones de algún tipo a cambio de que el Gobierno estadounidense le tienda la mano.
«Cuba se cree una víctima y piensa que, por tanto, no tiene que hacer nada para conseguir algo», subraya este especialista en las difíciles relaciones entre los dos vecinos.
La mayor concesión sería que el Gobierno cubano aceptase soltar la rienda de Venezuela, lo que significa dejar de recibir ayuda económica y de interferir en ese país.
El hecho de que Obama no exigiera aparentemente condiciones a Cuba fue lo más criticado de aquel intento de superar el antagonismo anunciado a fines de 2014.
Pero el exilio cubano se queja también de que nunca fue tenido en cuenta por Obama al decidir la política hacia Cuba, algo que espera que Biden, por quien en su mayoría no votó, sí haga durante su Presidencia.
LO QUE PUEDE CAMBIAR Y LO QUE NO
En su análisis, Kavulich revisa qué medidas podría revertir la Administración Biden y cuales no.
Es «improbable» que elimine o modifique la prohibición a los estadounidenses de alojarse en hoteles o comer en restaurantes propiedad de las Fuerzas Armadas de Cuba, que reanude las operaciones de los cruceros y renueve los permisos para administrar hoteles en la isla, dice.
Pero considera posible una reanudación de los vuelos comerciales a ciudades de provincias cubanas y también una autorización a compañías de EE.UU. para exportar productos directamente a cuentapropistas cubanos y para establecer relaciones directas entre instituciones bancarias de los dos países.
También cree que se abre la posibilidad de un aumento de los topes impuestos al envío de remesas a Cuba, aunque no cree que a Western Union se le permita estar asociada de nuevo con Fincimex, canal obligatorio para estas operaciones en Cuba,
En el terreno diplomático, considera probable un aumento del personal consular en la embajada de La Habana para procesar visas, pero al menos inicialmente no avizora una vuelta a los niveles diplomáticos anteriores con nombramiento de un embajador en La Habana incluido.
A su juicio, no se va a alterar de alguna manera la vigencia de los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton, activados por Trump y que han posibilitado demandas en EE.UU. contra compañías extranjeras que operan en Cuba.
Pero sí ve posible que Biden se centre en buscar un arreglo negociado para las reclamaciones de individuos y compañías por expropiaciones de propiedades en Cuba que EE.UU. ha certificado y que con intereses a día de hoy suman 8.700 millones de dólares.
CUBANOS EN EL CONGRESO
Kavulich subraya que son varias las razones de que los cubanos hayan alcanzado peso en la política de EE.UU., entre ellas que llegaron como refugiados huyendo del comunismo, no como inmigrantes.
Aunque llegaron a comienzos de los años 60, no dieron el salto a la escena nacional hasta la década de los 80 con la Fundación Nacional Cubano Americana y su líder, Jorge Mas Canosa, recuerda.
En la próxima legislatura, que se inicia el 21 de enero, los republicanos Carlos Giménez y María Elvira Salazar serán las dos nuevas caras cubano-estadounidenses en la Cámara de Representantes.
Allí coincidirán con Albio Sires, demócrata por Nueva Jersey, Alex Mooney, republicano de Virginia Occidental, Anthony E. González, republicano de Ohio, y Mario Díaz-Balart, republicano de Florida.
En el Senado, la representación cubana está a cargo de los republicanos Ted Cruz (Texas) y Marco Rubio (Florida) y el demócrata Robert Menéndez (Nueva Jersey).