De los lugares que podemos llamar genuinos de la ciudad de Santiago de Cuba, está la famosa escalinata de la calle Padre Pico, ajena a todo medio de transporte para felicidad de los viandantes que suben y bajan en su cotidiano pendular citadino. Se agradecen sus 52 escalones para subir y bajar lo que una vez fue la Loma de Corvacho. Aquí va algo de su historia.
La escalinata fue inaugurada oficialmente el 2 de octubre de 1903, pero su construcción data de 1899, en que el alcalde de la ciudad: Emilio Bacardí y Moreau, auspició la obra y luego declinó ponerle su nombre a favor del que fuera Deán de la Catedral, el doctor Bernardo Antonio del Pico y Redin (el Padre Pico), por su vida ejemplar y el amor que tenía a sus feligreses y por su labor benéfica en el Convento de Belén.
Hoy la calle Padre Pico es una de las de mayor renombre en la ciudad de Santiago de Cuba, pues tanto lugareños como visitantes alivian por su escalinata, el ascenso de las empinadas cuestas de la “anatomía” de esta urbe oriental. Y no es la única calle con escaleras, hay otras como la Escalinata de la Calle Santiago, construida en la década del 40 del siglo pasado, que es menor (con solo 28 escalones) y la Escalinata de Virgen y Santa Rosa, de reciente fabricación, más pequeña todavía.
La Loma de Corvacho, que antes tuvo otros apelativos como Loma de boca hueca, Cuesta de Amoedo, Loma de piedra y Calle de los leganitos, terminó como Loma de Corvacho, apellido del catalán Juan Corvacho Fernández, quien llegó a Cuba en 1832 procedente de Venezuela y montó una pulpería en la esquina de las calles Santa Lucía y del Hospital (actual Padre Pico). Además de la bodega, Corvacho tenía otras propiedades en la Loma y sus alrededores.
La calle Padre Pico está llena de historia. En la intersección de las calles Padre Pico y Santa Rita, fue velado el cadáver del insigne patriota Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, quien dio inicio a las guerras por independencia de Cuba, el 10 de Octubre de 1868.
Como muchos cubanos y extranjeros, soy feliz de haber desandando los 52 escalones de la calle Padre Pico, popular e importante arteria de Santiago de Cuba, que termina en la calle San Francisco, junto a la iglesia del mismo nombre y donde hay un busto del destacado sacerdote: Padre Pico.