El ritmo del “toca toca” fue popularizado en Cuba por Adalberto Álvarez y tiene tanta o más edad que el tiempo que hace desde que “floreció” en Cuba el llamado Período Especial. Al compás del pegajoso baile se dejan llevar todo tipo de cubanos: lo mismo el presidente del CDR, la jinetera, el policía, la vecina chismosa, el ratero o el militante del partido.
Para estar a tono con el baile del “toca toca“ no se necesita haber asistido a ninguna academia de danza, tan solo es necesario dejarse llevar por la canción y acatar la instrucción que se repite una y otra vez… “Yo te toco y tú me tocas.”
En la Isla desde los niños hasta los más entrados en años conocen el popular “tema”, ya que esta presente lo mismo en una gran ciudad, que en un pueblito. Desde el preciso momento en que a un estudiante le colocan la pañoleta y repite la obligatoria consigna de “pioneros por el comunismo, seremos como el Che”, ya ese futuro hombre nuevo que se está formando comienza a entender los elementos básicos del toca toca…¿Pero, como se baila?
Es bien sencillo, la jinetera toca al portero del hotel y al carpetero para que la dejen subir a la habitación de un “yuma”. A su vez, estos tocan a la jinetera con hacerse los de la vista gorda.
Por su parte, el dueño de una cafetería toca a los inspectores para que no le “hagan sombra” en el negocio y estos, a su vez, tocan al dueño al darle “luz verde”.
Tocando a la maestra con algún “presentico” los padres buscan que a sus hijos los “lleven suave” en la escuela. También, al tocar al carnicero con algo, es posible que la cuota de pollo se vea incrementada en algunos muslitos más.
Uno de los que más toca y deja tocarse es el presidente del comité, quien depende del nivel de invento que exista en su cuadra para ser tocado en mayor o menor medida. Es entonces que, luego de dejarse tocar, se hace el “sueco” para que cada quien se busque la vida a su manera y pueda mercachiflear sus boberías en su vivienda sin temor a ser delatado a la policía.
Ejemplos de toca toca se dan a diario en la Isla, y ya los cubanos han aprendido a vivir tocando y dejándose tocar para intentar levantar cabeza y buscar, aunque no sea mucho, algo que tirar encima al salario mensual, pensión o cualquier otro ingreso que reciba al mes. En Cuba, el que no toca, no vive, tan sencillo como eso.