La cubano-estadounidense Bárbara Lagoa, hija de exiliados cubanos de Miami, suena en los medios estadounidenses como una de las posibles candidatas a reemplazar a la fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg en el Tribunal Supremo de Estados Unidos.
Los ojos del sur de Florida, especialmente del barrio cubano de Hialeah, en el condado Miami-Dade, donde creció esta abogada de 52 años, están puestos en la lista de candidatas que el presidente Donald Trump dijo que anunciaría pronto.
Esta jueza conservadora se presenta además como una candidata clave que alentaría al electorado de Florida, estado clave para la reelección de Trump frente al demócrata Joe Biden en las presidenciales de noviembre próximo.
Lagoa fue nominada en enero de 2019 a la Corte Suprema de Florida por el gobernador Ron DeSantis y pocos meses después por Trump para la Corte de Apelaciones del Undécimo Circuito, en Atlanta, cargo que ocupa tras una votación bipartidista y sin obstáculos en el Senado.
DeSantis, aliado político de Trump, la nominó el 9 de enero de 2019 durante un discurso en el que recordó a los jueces que deben tener un trabajo “limitado” sin cambiar la ley ni la Constitución.
La cubana asumió ese mismo día como la primera jueza hispana de la Corte Suprema de Florida en compañía de sus padres, su esposo y sus tres hijas, en la Torre de la Libertad de Miami, donde fueron recibidas las primeras oleadas de exiliados de Cuba.
De llegar a la Corte Suprema de Justicia, sería la segunda persona hispana en ocupar este cargo vitalicio, después de Sonia Sotomayor, de origen puertorriqueño, nominada en 2009 por el entonces presidente Barack Obama.
Trump dijo este sábado que tenía la intención de nominar a una mujer para suceder a Ginsburg, quien murió el viernes a los 87 años después de una batalla contra el cáncer de páncreas.
“Será una mujer, una mujer muy talentosa y muy brillante”, expresó el presidente.
Los periodistas le preguntaron a Trump sobre Lagoa y también sobre otra posible candidata, Amy Coney Barrett, dos magistradas que él dice son apreciadas por el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, a lo que el presidente respondió que “ambas son muy respetadas”.
Lagoa, quien asumió en Florida para acabar con el activismo judicial a pedido del gobernador DeSantis, llegó a la Corte Suprema de Florida con doce años como jueza del Tercer Distrito de Apelaciones.
En su discurso de asunción en Miami, en el que también habló en español, se refirió a su orígenes humildes, agradeció casi entre lágrimas a sus padres y aseguró que se había ganado “el respeto de la comunidad legal de Florida”.
Lagoa es licenciada por la Universidad Internacional de Florida (FIU) y se formó también en la Columbia University School of Law, en Nueva York, donde estudió la fallecida jueza Ginsburg.
DeSantis le encargó en su momento a la cubano-estadounidense la tarea de “aplicar la ley y la Constitución como están escritas”.
Los jueces “no pueden legislar desde el banquillo” reiteró entonces el gobernador de Florida.