El Festival de Cine de San Sebastián acoge estos días todo un desfile de celebrities del mundo audiovisual, pero también de otras artes como la música. Alejandro Sanz no se ha perdido la gran cita donostiarra y lo ha hecho acompañado de dos de las mujeres más importantes de su vida, su novia cubana, Rachel Valdés, y su hija, Manuela.
A su llegada, posaba con su pareja, y aunque los dos fueron con looks completamente distintos, formaron un tándem para los objetivos de las cámaras que se encontraban en el lugar perfecto. Rachel Valdés lucía un total white, con pantalón pitillo, camiseta y chaqueta del mismo color y Alejandro Sanz un total black.
No es la primera vez que Rachel Valdés acude junto a su pareja a un evento, ya les vimos el pasado julio en un homenaje que recibía Alejandro Sanz, por su trayectoria, en la Comunidad de Madrid. Nuevamente han derrochado elegancia y han mostrado ante las cámaras el gran cariño que se tienen.
Alejandro Sanz y Rachel Valdés llevan saliendo más de un año, pero no fue hasta noviembre del año pasado cuando el cantante oficializó su relación al acudir junto a ella a la ceremonia de entrega de los Grammy Latinos. Era la primera vez que se dejaba ver junto a su novia en público, pero el músico fue más allá cuando, antes de subir a recoger uno de sus premios, se acercó a la artista cubana y la besó.
Ahora, la pareja comienza una nueva etapa después del acuerdo de divorcio al que ha llegado con Raquel Perera, madre de sus dos hijos pequeños, Dylan y Alma, poniendo punto y final al proceso que iniciaron el pasado verano, cuando decidieron poner fin a su matrimonio tras 12 años juntos – se casaron por sorpresa en 2012- en los que compartieron su vida personal y también estuvieron vinculados profesionalmente.
Rachel Valdés es una de los exponentes de las vanguardias artísticas cubanas. Se graduó en la Academia San Alejandro en el 2010 y, dos años más tarde, ya triunfaba en la bienal de La Habana con sus instalaciones. Ha expuesto pinturas, acuarelas, esculturas, fotos e instalaciones inspirándose siempre en «escenarios que conlleven a un diálogo ya sea visual, o espiritual entre el ser, el objeto, y el espacio que le rodea», cuenta ella misma en la web de su estudio. Lo suyo es crear «nuevos paisajes, limbos, lugares místicos, y aparantemente infinitos».