Los inflables protagonizan hoy las nuevas atracciones en algunos parques de barrios, los cuales desde hace unos años llaman la atención de niños de todas las edades ya sea por su colorido o por el simple placer de brincar sin parar junto a nuevos amiguitos.
Sin cola de espera, los niños marcan su tiempo de entrada y a saltar se ha dicho ¡mejor que la cama de mamá y papá! Canales, escaladoras, peloteros y túneles, todos combinados en diversos diseños de castillos o casas al estilo de Mickey Mouse House de Disney.
Aunque lo de brincar sin parar no es tan así. En la entrada del inflable cuelga un cartel con una operación matemática simple y clara: 5 pesos x 5 minutos, accesible para todos pero conscientes de que en esta diversión más que en otras el tiempo es oro.
La aparición de estas ofertas particulares que, anteriormente sólo podían disfrutarse en lugares lejanos para muchos como el parque La Maestranza en la Habana Vieja, se mezclan hoy con las atracciones de toda la vida como los caballitos, la estrella y las sillitas voladoras en aras de diversificar las opciones, agregándoles diversión y color.
En el Parque Mónaco del municipio Diez de Octubre los atractivos propios del establecimiento se mantienen abiertos sábados y domingos con sus respectivas demandas, todos con el sistema de un ticket por niño por el valor de 50 centavos en moneda nacional.
En el caso de los inflables y los carros, al ser servicios particulares de arrendamiento en los parques, los precios oscilan entre tres y cinco pesos cubanos y los horarios pueden extenderse hasta las 9pm. “Nosotros nos quedamos mientras haya niños” comenta una de las cobradoras de los cinco minutos.
“A la administración del parque hay que pagar electricidad y arrendamiento así que la ganancia radica en un mayor tiempo de trabajo” explica más adelante.
Y aunque las cuentas y el tiempo que corre aturden un poco a los padres, los niños disfrutan tanto de brincar y dar vueltas en los carros, en los caballitos, en los avioncitos, en la estrella y hasta en el chivo… que terminamos todos mareados y sin energías para el regreso.
Hace algunos años muchas de estas atracciones que hoy han sido rescatadas, ni siquiera funcionaban y en ocasiones el parque abría sus puertas los fines de semana con solo dos: los caballitos y la estrella. Su restablecimiento, en parte gracias al arrendamiento de algunas áreas, es de un valor extraordinario.
Lo más importante es que las opciones estén al alcance de todos, y que se multipliquen las oportunidades de juego. Jugar es y será más que divertirse, recrearse, entretenerse o retozar: es una necesidad psicológica primordial, la cual debemos garantizar y estimular.