Hoy los ferrocarriles en Cuba son una desastre, pero la isla fue el segundo país de América en tenerlo

Redacción

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Cuba ha sido precursora en muchas cosas. Algunos de los adelantos tecnológicos, como la televisión, llegaron a la isla caribeña antes que a la tierra firme al sur del río Bravo.

Uno de esos avances fue el ferrocarril, que irrumpió en Cuba el 19 de noviembre de 1837, casi 11 años antes de que se tendiera el primer camino de hierro en la metrópoli española. Así la ínsula se convirtió también en el segundo país de las Américas, después de Estados Unidos, y el séptimo del mundo en poseer este medio de transporte.

La historia del ferrocarril cubano se remonta a 1842, cuando la regenta española, María Cristina de Borbón, autorizó a la Junta de Fomento presidida por el Conde de Villanueva a contraer un empréstito en Inglaterra por dos millones de pesos para la construcción de una línea de ferrocarril que uniera a La Habana con Güines.

Un primer tramo de esa vía –inaugurado el 19 de noviembre de 1837 coincidiendo con el cumpleaños de la futura reina de España, Isabel II– se extendía por 27,3 kilómetros y enlazaba La Habana con Bejucal, y el segundo tramo alcanzó 30,5 kilómetros al llegar a Güines, exactamente un año después.

En ese momento comenzaron a circular dos trenes diarios: uno con siete coches de pasajeros y seis o siete destinados a carga; y otro con 30 vagones de carga con una capacidad de 2,5 toneladas de peso cada uno.

El 11 de enero de 1842, el ferrocarril La Habana-Güines fue subastado y en la puja ganó la Compañía de Caminos de Hierro de La Habana, a la que se le impusieron como condiciones: la construcción de un ramal desde El Rincón a San Antonio, otro de San Felipe a Batabanó y otro desde Güines a Unión de Reyes. Este último terminado el 26 de noviembre de 1848.

Otro ramal de Güines a Catalina se abrió el 4 de octubre de 1859 y el 15 de octubre de 1861 llegó a la provincia de Matanzas el primer tren procedente de la Estación de Villanueva en Güines.

El ferrocarril no se construyó en Cuba por mero capricho ni por deseos de entrar en la nueva era que marcó el inicio de la Revolución Industrial con el invento de la máquina de vapor. Esta obra de ingeniería, compleja para su época, aseguró transporte barato, rápido y seguro para los productos agropecuarios de que se abastecía la capital y para aquellos que se exportaban por el puerto de La Habana.

El ferrocarril nació en el año 1825 en Inglaterra, a la que siguieron: Francia, Alemania, Bélgica, Rusia y Estados Unidos.

Para conmemorar la llegada del camino de hierro a la mayor de Las Antillas se inauguró, el 19 de noviembre del 2000 el Museo del Ferrocarril de Cuba, ubicado en la antigua estación de Cristina.