Restaurante Puerto de Sagua, el paraíso del marisco en La Habana que el Gobierno tiró al olvido

Redacción

Updated on:

Restaurante Puerto de Sagua, el paraíso del marisco en La Habana que el Gobierno tiró al olvido

Uno de los restaurantes más emblemáticos de La Habana fue el Puerto de Sagua en la calle Egido No. 603, muy cerca de la Terminal de Trenes. Era el paraíso de los mariscos.

Por décadas fue considerado el sitio ideal para comer mariscos o paellas marineras en un ambiente familiar y agradable.

Con su tradicional color azul, el restaurante Puerto de Sagua, se concibió con toda intención para evocar el ambiente marino.

El Restaurante Puerto de Sagua era el paraíso del marisco en La Habana

El mismo diseño del inmueble esquinero semeja un barco anclado en tierra cuyo interior se puede observar a través de las grandes ventanas en forma de claraboya que dan a las calles Egido y Acosta y en las que por años se exhibieron peces tropicales que hacían detener a los caminantes.

Fundado en 1945, el Puerto de Sagua, fue, junto con la taberna El Baturro uno de los dos establecimientos gastronómicos por excelencia de la calle Egido.

Sus platos poseían una altísima calidad y sus vinos se contaban entre los mejores que se vendían en la Isla.

Su interior evocaba el ambiente marino

Su Bar Acuario servía también tapas y raciones que se podían comer de pie en mesas altas si por cuestiones de tiempo no deseaba el cliente pasar al salón restaurante donde se atendía a la carta.

En su segundo piso contaba el restaurante con una cava de vinos y reservados para los que deseaban cenar en la intimidad.

Desafortunadamente el Puerto de Sagua, al igual que El Baturro quedó fuera de los principales circuitos que fueron restaurados para el turismo y a pesar de su fama fue poco a poco resintiéndose en la calidad de sus servicios y perdiendo competitividad hasta ser cerrado por motivos de reparación.

El mismo diseño del inmueble esquinero semeja un barco anclado en tierra

El cierre ha sido calificado como temporal. Sin embargo, así sucedió con otro restaurante emblemático de la Avenida de Bélgica (Egido y Monserrate), La Zaragozana que un día cerró por reparaciones y nunca más abrió.